La Bienal del Mangazo de Al Gore
YA lo dijo Cervantes en su novela ejemplar «Los chiquillos del Malbaratillo»: «Sevilla, oh, la gran Sevilla, portento de las Españas, donde todo derroche tiene su asiento, todo camelo su tornavoz, todo fantasma su castillo y todo chufla su apoyo con públicos caudales». Y eso que Cervantes no supo que el Ayuntamiento se va a gastar 120.000 euros (que son 20 millones de pesetas) para que Al Gore, premio Príncipe de Asturias del Mangazo y premio Nobel de Pelotazos Ecológicos, venga aquí a quedarse con la gente a costa de esa camelancia que se tiene montada del Cambio Climático, que los catetos van y le pagan para que el tío les haga el favor de robarles la cartera a costa del calentamiento del planeta (agostini) y del agujero de ozono.
Y todo esto, claro, cuando el Ayuntamiento, como nada en la abundancia, va a subir el billete de autobús más que en parte ninguna y le va a quitar el bonobús de pescuezo a los jubilatas, porque no hay un duro. Y cuando España está con la mayor crisis que vieron los siglos y en Sevilla los parados se multiplican a mayor velocidad que en ningún sitio, y las empresas cierran por un tubo, y los comerciantes están con el agua al cuello, y los autónomos que pegan el barquinazo no tienen ni derecho al desempleo.
En plena crisis, ¿podemos permitirnos el lujo de que el Ayuntamiento se dedique a tocar el violón del cambio climático y a meterle los millones por las puertas a este cara, los millones suyos y míos que el mes que viene vamos a tener que estar apoquinando con el segundo plazo del IBI, con el impuesto de circulación y con la tasa de basura, aparte de la segunda entrega del IRPF?
¿Tan importante es para Sevilla que este tomador de pelo de la progresía y embaucador de ecologistas venga con el cuento del alfajor de The Climate Project Spain, de la Fundación Biosfera y del encuentro «Cambio Climático, Conciencia y Acción» y la leche que mamó? ¿Seremos más felices después que este tío, con su trile del cambio climático, se haya embolsado 20 millones de pesetas y salga corriendo para poner el chiringo en otro sitio y engañar allí a otros catetos?
Y además, vamos a quitarnos las caretas: cuando estaban cortando los árboles de la Avenida o cuando estaban talando los árboles del Prado, ¿dónde estaba este gachó, que dice el joío que es tan ecologista y que se preocupa tanto del medio ambiente, de los pajaritos cantan y de las nubes se levantan?
Claro, que a lo mejor estoy mal informado, y resulta que Al Gore es cuñado de alguien, o primo de alguien, o yerno de alguien, o sobrino de alguien, en cuyo caso no he dicho nada, no vaya a ser que vengan los estalinistas de la Señorita Pepis Pasionaria con su paredón portátil y me fusilen antes del amanecer, con el frío que va haciendo ya por las mañanas y con lo calentito que se está en la cama a esas horas...
Si más se perdió en Cuba, digo, en la cubierta de la Copa Davis, y más se perdió en los enchufes de los primos y de los cuñados y demás parientes y afectos, ¿a qué preocuparnos porque Al Gore pegue su pelotazo el hombre y se lleve sus 20 millones de pesetas de reglamento?
¿No será otra cosa? ¿No será que Al Gore viene en realidad a actuar en la Bienal de Camelancias Flamencas y por eso le sueltan la tela de los 20 millones? El título que dan para lo suyo me suena como a espectáculo del nuevo flamenco de fusión y con sifón: «Conciencia y Acción». A ver si se lo explico: conciencia del pueblo gitano andaluz y acción del toque, del baile y del cante, ¿lo va usted entendiendo? Un poquito de cajón flamenco, tirititrán, ayayayay, y a trincar 20 millones de pesetas.
¿O no será que Al Gore viene a la BIACS (sin gambas), esa otra Bienal donde (a propósito de bienal) cogen una viena con manteca colorá y dicen que es una obra de arte, como aseguran que lo es un cobertizo de alambres retorcíos donde van a hacerse fotos los novios? No sé de qué Bienal, pero un artista del mangazo desde luego que es el tal Al Gore. Ahora que digo yo: con la cantidad de gorrones y de mangones que hay en Sevilla, ¿qué necesidad tenemos de importarlos? La cartera que nos va a quitar Al Gore por 120.000 euros te la quita aquí cualquier progre del pesebre por 40.000 duros.
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