Hazte premium Hazte premium

La Policía, en el laberinto

El juez sostiene que Marta fue violada y asesinada; la Policía sólo esto último. Hay cinco imputados, tres de ellos por colaborar en deshacerse de un cadáver que no ha aparecido y calla. La investigación se ha visto salpicada por dilaciones, mentiras y abiertas presiones

La Policía, en el laberinto

A las 20.30 de la tarde del 24 de enero Marta ya estaba muerta. Es una de las pocas certezas del enmarañado caso. Su amiga Cristina la llamó una decena veces y le dejó un mensaje. La hora coincide con la declaración posterior de su presunto asesino que oyó el sms y apagó el teléfono. Tres horas antes su padre se despidió de ella en el portal de su casa en Sevilla. Sabía que se iba con Miguel Carcaño y no le hacía ninguna gracia. Nunca le dio buena espina el carácter chulesco y atildado a su manera del ex novio de su niña, demasiado niña a sus 17 años para elegir con conveniencia.

Esa misma madrugada su familia y sus amigos empezaron a buscarla y acudieron desesperados a la Policía, que les pidió paciencia. Más de 24 horas después, sin duda demasiadas, la de Marta se catalogó como «desaparición inquietante», lo que en la jerga se traduce en que hay muchas probabilidades de toparse con un cadáver.

Triples de llamadas

«Hay un antes y un después de Marta en desapariciones inquietantes. El siguiente fin de semana recibimos el triple de llamadas por casos similares y todas tenían mala pinta. Se desató una psicosis que sigue. Tenemos que estar muy alerta a algunos casos y actuar con celeridad», señala un responsable policial. «Se ha extendido además una cierta sensación de impunidad entre un tipo de delincuentes. Si estos niñatos torean a la policía y a la justicia, y la prensa lo cuenta, por qué yo no. Y eso hay que cortarlo de raíz».

La Policía detenía a Miguel Carcaño, de 20 años, el 13 de febrero por el crimen de la menor. Llevaban casi tres semanas esperando a que cometiera un error, ya habían hablado con él y no había soltado prenda. Tanta sangre fría que incluso había buscado abogado. Registraron el número 78 de León XIII, su antigua casa, y hallaron vestigios de la muerte. Miguel se derrotó con las pruebas científicas encima de la mesa y confesó que fue al piso con Marta a recoger unos discos. Ella le amenazó para que dejara a su actual novia, Rocío, otra menor de 14 años.

Contó que discutieron y le golpeó la cabeza con un macizo cenicero de cristal. Luego llamó a sus amigos Samuel Benítez y el menor Francisco Javier G. M. «El Cuco» para deshacerse del cuerpo. Narró una versión rocambolesca con traslado del cadáver en moto por mitad de Sevilla y tres personas a bordo hasta arrojar el cuerpo al Guadalquivir desde un puente.

La novia no fue a prisión

En las horas y días posteriores la Policía detiene uno tras otro al coro de amigos y parentela, cómplices y endiabladamente mentirosos que completan un puzzle incierto. Un año rodando embustes por comisarías y juzgados ante la perplejidad general.

Samuel, «El Cuco», el hermano de Carcaño, Francisco Javier Delgado, y su novia María García. Todos fueron arrestados y a prisión, salvo la chica, hija de la directora de un organismo dependiente de la Diputación. Algunas voces dentro de la Policía sostienen que las detenciones fueron prematuras y obedecieron a presiones políticas, que interfirieron en las pesquisas.

Pasaron 20 días hasta que se empezó a buscar el cadáver en el río. El Estado se ha gastado miles de euros en peinarlo y ni rastro, igual que en poner del revés un vertedero de Alcalá de GuadaÍra tras otro embuste de Carcaño en el juzgado. La investigación se cerró hace meses: se han rastreado más de 33.000 llamadas entre los sospechosos, la mayoría sin interés, pero el análisis de los BTS ha certificado donde estaba cada uno cuando ocurrió el crimen. El hermano de Miguel, al que implicó «El Cuco», llamó desde la casa o muy cerca entre las ocho y media y las nueve de la noche. Su novia dice que llegó a las doce y no oyó nada pero los investigadores creen que miente.

Cada uno ha buscado sus coartadas, esgrimidas con ahínco por sus defensas que tienen la mejor baza en la confusión de la secuencia de hechos. La Policía Científica recogió 156 muestras. En ellas están los perfiles genéticos de todos los implicados y además hay dos cruzados de Marta y Miguel y de Marta y «El Cuco».

En marzo, Carcaño pide declarar de nuevo y cambia su relato. Él y «El Cuco» violaron a la chica; le metieron un calcetín en la boca para acallar sus gritos y el menor la estranguló con un cable. Se encontró el cable pero sin rastro de ADN. Un perfil genético cruzado —de Marta y el menor— hallado en una colcha, minuciosamente lavada, avalaría esta versión, pero sólo para algunos investigadores. La mayoría no se cree la violación. «La primera declaración de un detenido es la más fiable. No ha tenido tiempo de meditar ni ha estado entre rejas. Aunque se hubieran puesto de acuerdo antes ninguno habló de agresión sexual», señala un policía que participó desde Madrid en la investigación. «Por eso también pensamos que la mató con el cenicero, si no qué sentido tiene que se lo guardara en la cazadora» (ahí encontraron dos manchas de sangre).

Existen además varios testimonios clave: el principal el de un vecino de Carcaño que se cruzó con él pasada la una de la mañana y éste se había cambiado de ropa y empujaba la silla de ruedas que perteneció a su madre. Miguel sigue enredando desde la cárcel ante la desesperación de la familia de Marta. Algunos policías admiten que se falló en el trato con ellos y eso ha jugado en contra de todo el proceso.

El cuerpo de Marta sigue perdido en el limbo, guardando su secreto. Si apareciera ahora, aunque no quedaría tejido, aún podría «hablar» y revelar, por ejemplo, si le fracturaron el cráneo. Un año después y enterrado dos metros bajo tierra un cadáver conservaba en su estómago el arroz que tomó el día que el asesino se cruzó en su camino.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación