Santander esconde sus cartas, o por lo menos una parte de ellas. A la sombra de la notable proyección que le otorga la colaboración privada del banco que lleva el nombre de la ciudad, la capital de Cantabria está trabajando en uno de los proyectos más ambiciosos de cuantos concurren a la Capitalidad Cultural Europea 2016.
Frente a quienes enseñan desde primera hora las bases de sus aspiraciones y relatan los puntos fuertes de sus proyectos, Santander prefiere ser discreta con sus aspiraciones. El director de la Fundación Santander 2016, Rafael Doctor Doncero, asegura que las bases del proyecto son «secretas», aunque adelanta uno de los pilares que lo sustentarán: el papel que la ciudad ha tenido en la cultura española del último siglo, además de una importante actividad que implique a los ciudadanos en el proyecto.
En este tiempo, apunta Rafael Doctor, «Santander ha sido y es fundamentalmente una ciudad de cultura, porque sus aportaciones han sido increíbles».
Fue allí, recuerda, donde nació y se desarrolló el primer festival de artes escénicas que tuvo lugar en España, aunque el buque insignia de la creación y de la investigación en Cantabria se celebra cada verano y es una de las citas con más proyección nacional e internacional: la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo.
A ella se unen acontecimientos como el festival de piano Paloma O'Shea, considerado uno de los más prestigiosos del mundo, para llenar la intensa actividad cultural de una ciudad, que puede presumir además de patrimonio histórico y natural como avales para su candidatura. El primero está presente en su región, a través de ciudades monumentales como Santillana del Mar o las Cuevas de Altamira, trascendentales para el conocimiento de la Prehistoria.
A diferencia de otras como Córdoba, Málaga o Cáceres, que dieron el paso entre 2001 y 2004, Santander fue una de las últimas candidatas en anunciar su intención de ser Capital Cultural Europea en 2016, ya que lo hizo oficial en el mes de septiembre de 2008. No ha perdido el tiempo desde entonces, ya que su actividad ha sido bastante intensa, lo mismo que el impacto de sus acciones en los medios de comunicación.
Equilibrio de presupuestos
De todas las aspirantes es, con diferencia, aquella en la que el tejido de la economía privada está más presente. En la Fundación Santander 2016 no sólo están las instituciones públicas, como el Ayuntamiento y el Gobierno de Cantabria, sino también el Banco de Santander y la Fundación Marcelino Botín, que cimentan sus aspiraciones con un fuerte apoyo económico. Rafael Doctor recuerda que la Unión Europa exige que haya un equilibrio entre el capital público y el privado y «en el caso de Santander éso es un hecho que demuestra que toda la sociedad está trabajando al unísono».
Las futuras infraestructras y equipamientos son, por el momento, secretas y la candidatura no las desvela al estar «dentro del proyecto». A pesar de los avales económicos de la capital cántabra, el máximo responsable de la candidatura, hace especial hincapié en la participación ciudadana y en la implicación de la sociedad.
Los proyectos que está desarrollando así lo ponen de manifiesto y de entre ellos destaca Santandeuropa, un juego participativo que consiste en dividir la ciudad en 27 barrios y dar a cada uno la identidad de uno de los países de la UE. No será algo nominal, sino que buscará la implicación de los ciudadanos de forma activa. De esta forma, un vecino del barrio de Cueto asumirá la identidad de un francés y otro del barrio Pesquero se convertirá en italiano. El programa «Desvelarte» llenará todo el año de actividades culturales.




