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LOS FUNCIONARIOS ANDALUCES DICEN BASTA

El PSOE prefiere estómagos agradecidos a funcionarios independientes que no le deben nada porque su puesto lo tienen por méritos propios

FRENTE a la obstinación de la Junta de Andalucía en su propósito de reordenar la plantilla administrativa integrando en ella precipitadamente y sin oposiciones a los hasta ahora trabajadores externos, los funcionarios se echaron ayer a la calle para reclamar justicia y que se les reconozcan los derechos diferenciales a los que son acreedores por el hecho de haber culminado unos estudios y haber ganado unas plazas en buena lid con otros ciudadanos que reunían idénticos requisitos académicos. Desde que el Gobierno del señor Griñán aprobara la medida, en plena época de vacaciones estivales, las protestas se han sucedido con asiduidad, de manera que ya las comparecencias públicas del presidente o de la consejera de Economía se asocian automáticamente a la exteriorización de un malestar lógico al que sin embargo los dirigentes políticos andaluces hacen oídos sordos, arropados como están por los dos sindicatos afines.

La masiva manifestación de ayer en Sevilla es una rotunda protesta para exigir algo tan elemental como que se respete el reconocimiento de un nivel superior para los funcionarios, evitando así que el mantenimiento del empleo actual en el sector público andaluz se traduzca en daños perjudiciales para ellos. Utilizar como coartada el futuro laboral de esos 25.000 trabajadores contratados discrecionalmente no justifica en absoluto la degradación de hecho que supone para los titulados de carrera su equiparación con los primeros. Tal comportamiento no es sino demagogia igualitaria, así como un descarado intento de fidelizar el voto de unas familias convertidas además en altavoces de la propaganda oficial.

La irritación de los funcionarios es más que comprensible si se tiene en cuenta que llueve sobre mojado. La conversión en fijos de esos empleos en su mayoría procedentes de empresas públicas sin control parlamentario se produce a continuación de la reducción de sueldo impuesta para todos los trabajadores públicos de España. Se golpea así dos veces a un personal crucial para que los servicios públicos andaluces funcionen con eficacia en beneficio de todos los usuarios. ¿Qué ejemplo se da a los jóvenes que se preparan para concurrir en unas oposiciones regionales? ¿Qué estímulo les va a llegar a quienes se esfuerzan por ser mejores profesionales? Está claro: El PSOE prefiere estómagos agradecidos a funcionarios independientes que no le deben nada porque su puesto de trabajo lo tienen por méritos propios. Esto último configura una mentalidad crítica, que es lo que el Gobierno andaluz parece rechazar como un fantasma.

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