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«El Cordobés no sabía que la Tierra era redonda»

Acaba de aparecer en España la versión íntegra, sin censura, de «...O llevarás luto por mí», el libro que Lapierre y Larry Collins escribieron en 1967 sobre el torero de Palma del Río y que retrata con gran crudeza la España de la posguerra

jesús álvarez

Dominique Lapierre_Escritor y periodista, autor de «...O llevarás luto por mí»

Dominique Lapierre es autor, entre otros, de «La Ciudad de la Alegría», «Arde París», «Esta noche, la libertad», «El quinto jinete» o «Era medianoche en Bhopal», y acaba de hacer realidad un viejo sueño: editar en España la versión íntegra, sin censuras, de «...O llevarás luto por mí» (Planeta), publicada en 1967.

—¿Cómo conoció a El Cordobés?

—Su triunfo saliendo de la nada trascendió las fronteras de España y The Readers Digest nos encargó un reportaje a Larry Collins y a mí. El torero nos invitó a su finca para estar dos semanas, nos quedamos dos años y salió este libro.

—¿Cual fue la primera impresión que le causó el torero?

—La de una persona muy abierta, joven y simpática. La primera noche bailamos en su finca. Con sus pelos largos a los Beatles y su manera loca de enfrentarse a los toros, encarnaba una esperanza en una España nueva.Me llamó la atención que a la puerta de su casa estuvieran campados un grupos de maletillas con carteles que decían ¡Dános una oportunidad Manolo! y ¡Queremos triunfar por las plazas de España!. Él era muy generoso, cada hora les hacía llegar a cada uno un bocadillo.

—Este libro se publicó en todo el mundo en su versión íntegra, obteniendo grandes críticas de The New York Times, Paris Match o The Times, pero no así en España, donde salió una versión mutilada por la censura franquista...

—Se suprimió más de una tercera parte del texto. Ahora por primera vez puede leerse la versión completa y estoy muy contento por eso, aunque han pasado demasiados años desde entonces.

—¿Cómo se documentaron Collins y usted para realizar esta parte de la novela que la censura española consideró «impublicable» en 1967?

—Hablamos con muchas personas durante esos dos años que estuvimos en Palma del Río y acudimos a registros y documentos oficiales . Realizamos más de dos mil entrevistas, trabajamos con el mismo método que utiliza cualquier historiador.

—De todas las atrocidades que fue descubriendo y que habían ocurrido en pocos meses sólo en Palma del Río, el pueblo natal de El Cordobés, ¿hubo alguna que le llamara la atención por encima de las demás?

—Casi todas me parecían difíciles de creer y eso que yo había conocido otras guerras y otras experiencias terribles en otros países como la India. Creo que de todas las guerras, una guerra civil es la peor de todas, una guerra de vecinos donde la maldad alcanza límites realmente increíbles. una experiencia feroz, terrible. A veces no me creía lo que estaba descubriendo, pero todo eso pasó.

—Cuenta, por ejemplo, que un terrateniente de Palma del Río, que tenía reses bravas, hizo matar a diez hombres por cada toro de su finca que perdió la vida a manos de cabecillas republicanos durante la revuelta tras el Alzamiento. ¿Se trata de datos incontestables o de testimonios que, de alguna manera, han podido exagerarse?

—Todos esos datos están confirmados por testimonios y registros públicos. Todo lo que se cuenta en el libro es real, con nombres y apellidos. Por desgracia, nada es ficción en esta obra. Creo que esa fue una de las razones por las que la censura española no permitió que se publicara en su día.

—También cuenta cómo el apoderado de El Cordobés repartía sobres con dinero a los críticos taurinos poco antes de la corrida. ¿Eso también lo pudo contrastar?

—Eso está totalmente contrastado. Esa corrupción de la crítica taurina era una cosa generalizada. No sé si seguirá habiendo algo de eso ahora pero en los años 60 funcionaba así.

—¿Qué es lo más relevante que la censura suprimió de su obra?

—Todo lo que se refiere a los sucesos acaecidos durante la Guerra Civil y la posguerra en Palma.

Cuando triunfa El Cordobés en los años 60 ¿era el torero más conocido que Franco fuera de España?

—Sin duda alguna era el español más conocido fuera de España. Y algunas personas del régimen lo consideraban «casi más grande que Franco».

—Cuando se conocieron en el Palacio del Pardo, donde el dictador lo invitaba a desayunar, ¿hubo «feeling» entre ellos?

—Creo que hubo una buena química personal entre ellos, aunque Franco era evidente que quería utilizar a El Cordobés para fines propagandísticos y que el torero disfrutaba con se reconocimiento social, teniendo en cuenta sus antecedentes familiares.

—¿El triunfo de El Cordobés representó, en cierto modo, una victoria colectiva sobre la pobreza y la miseria que sufrieron tantos españoles durante esa época?

—Sin duda, porque él venía de una familia muy pobre. Su madre murió de hambre y su padre de tuberculosis en una cárcel franquista.

—En los registros civiles de la posguerra casi todas las muertes se atribuían a pulmonía, ¿por qué?

—Porque no podían admitir que la gente se estaba muriendo de hambre. Muchos comían hierbas que recogían del campo porque no había comida.Cuando vi ese datos en los registros me llamó mucho la atención que se muriera tanta gente de pulmonía en un país de tanto calor como España. Me pareció absolutamente increíble. Averiguamos que las autoridades de Madrid habían ordenado a todos los registros municipales de España que se atribuyese oficialmente a «pulmonía» todas las muertes por hambre.

—¿Por eso El Cordobés lo primero que compró, tras cobrar su primera corrida, fue un jamón?

—Sí, y ese jamón lo tenía en su cuarto y cada hora cortaba una loncha. Creo que era una forma de representar su triunfo sobre el hambre.

—Usted recuerda en el libro que El Cordobés apenas sabía leer y escribir cuando empezó a torear. ¿Qué pasó después?

—Que se cultivó. Es una persona muy inquieta que se interesaba por todo. El padre Arroyo, que era quien más cosas le enseñaba, compró un globo terráqueo para enseñarle los países que había en el mundo y él ni siquiera sabía que la Tierra era redonda. El hombre que había matado entonces más de quinientos toros no sabía que la tierra era redonda y tocaba el globo y sólo decía «¡fenomenal, fenomenal!.

—Hay personajes en su novela como Charneca, al que le tocó la lotería y montó un bar y se gastaba todos los beneficios del negocio en conferencias telefónicas para averiguar los resultados de las corridas y ponerlas en una pizarra en su bar. ¿Tanta era la afición a los toros en Palma o eso sólo fue desde que sale el Cordobés triunfa en los ruedos?

—Fue uno de los primeros protectores de El Cordobés y un gran aficionado a los toros. Su bar era la memoria de las corridas de España, porque en aquella época no había televisión.

—¿José Tomás es el único torero actual con un valor frente al toro parecido al de El Cordobés?

—Tal vez. Los dos son muy valientes pero son toreros muy distintos .

—El Cordobés estuvo a punto de morir varias veces en la plaza? ¿Tenía algun hada madrina allá arriba?

—No lo sé, pero algo de eso debe haber en alguien como él que tiene 16 metros de cicatrices en su cuerpo por culpa de las cornadas y al que han tenido que transfundir 18 litros de sangre durante toda su carrera como torero.

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