Fernando Hidalgo Lerdo de Tejada, Historiador y genealogista
«En nuestra genealogía hay muchos apellidos de nuevos ricos»
Su trabajo es buscar una pista segura en los archivos sobre la nobleza de un apellido. Aunque no lo crea, hay mucha gente interesada en saber si procede de la pata del caballo del Cid

—Disculpe mi ignorancia: ¿ese interés de sus clientes es vanidad o búsqueda de prestigio?.
—Ambas cosas. Van ligadas.
—¿Y qué se hace con dos apellidos contrastados y comprobados de rancio abolengo si después se está irremediablemente tieso?
—(Risas). No se llega a ninguna parte. El dinero y los apellidos van indisolublemente unidos. Desde Roma hasta hoy.
—¿En esta ciudad qué pesa más: el prestigio o el dinero?
—Pesa bastante el prestigio o la apariencia en el prestigio. Eso lo vivimos desde hace más de 500 años.
—¿Es verdad que con dinero se pueden abrillantar los apellidos?
—Se puede pero no se debe. En mi profesión ni me engaño ni engaño a nadie. Otros lo harán. Pero la documentación está ahí y no se puede comprar ni borrar.
—La literatura española está llena de pasajes donde se hablan de apellidos a los que el dinero bautizó de cristiano viejo. ¿Algún linaje puede apostar por su pureza extrema libre de sangre mala?
—Yo creo que sí; mi segundo apellido para no irnos más lejos. Lerdo de Tejada, del solar de Tejada en La Rioja, está constatado desde el siglo IX. Pero como este habrá otros tantos por toda la geografía española
—Y desde el siglo IX para acá cómo se puede asegurar que no hubo ni un judío ni un moro que se colara en la familia…
—No se puede asegurar. Y en todas familias cuecen habas.
—¿Los apellidos sevillanos con presencia social y económica son muy antiguos o vienen de ayer por la mañana?
—Históricamente son de antes de ayer como mucho. Hablamos del XVIII y XIX, con el auge de la burguesía rural. Prácticamente son inexistentes los descendientes de conquistadores.
—¿Por qué en Sevilla sigue gustando tanto un apellido compuesto y con una «de» intercalada entre apellido y apellido?
—Porque aquí gusta mucho eso, la Semana Santa, la Feria, el Rocío, el Corpus…
—¿Le consta que Ruiz de Lopera no es apellido de primera división?
—No me gusta el fútbol.
—¿En realidad, de primera división que juegan la liga europea cuántos apellidos hay en Sevilla?
—Le diría que todos los que estén emparentados con Tejada
—Barre para casa…
—Sí. Pero el que se dedica a este mundo sabe que muchos grandes apellidos de ahora no tuvieron su reconocimiento social a pesar de su potencial económico hasta que entroncaron con el linaje Tejada.
—¿Es Sevilla la provincia andaluza más preocupada por estos asuntos?
—No solo la andaluza, sino la española. Junto con Madrid es la que le da más importancia a estos asuntos. Aunque en Madrid se sabe más genealogía que en Sevilla.
—Pero el XIX es ayer por la mañana. ¿Colijo que tenemos muchos nuevos ricos de apellidos selectos?
—Sí, se podría decir así. Ese proceso tiene mucho de ascensor social, suben unos, bajan otros y esto no acaban de entenderlo mucha gente. La movilidad social es mayor de lo que pensamos.
—¿Nunca nadie le ha venido proponiéndole descaradamente que le busque a un abuelo con apellido con un talón por delante?
—Bastantes veces. Pero siempre respondo lo mismo: soy un historiador que se dedica a buscar documentos y si hay galones los hay y si no, habrá otra cosa.
—En términos prácticos, ¿para qué sirve hoy buscar un apellido noble entre tus antepasados?
—Para la autopromoción. Yo lo veo también como una inversión. Accedes a determinados círculos que antes los tenías cerrado.
—Su clientela es heterogénea o responde a un perfil claro de cliente.
—Heterogénea. Y te pueden pedir las cosas más peregrinas.
—Por ejemplo…
—Desde un cambio de apellido a documentar un cuadro donde se ve un escudo familiar. O desde querer entrar en una corporación nobiliaria o pleitear un título nobiliario.
—¿Cuánto suele gastarse un cliente en dar con lo que busca?
—Como mínimo unos tres mil euros.
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