Febrero es el mes del nacimiento y la muerte del historiador, profesor, político y diplomático cordobés, Antonio Jaén Morente. Nació el 3 de febrero de 1879 y falleció el 8 de febrero de 1964. Entre sus cargos de más prestigio figuró el de director del Instituto Provincial, hoy Instituto Góngora.
Su infancia transcurrió en su casa de la calle Judíos, número 1. Estudió Bachillerato, Magisterio y Letras y se doctoró con una tesis sobre el monasterio de San Jerónimo. Ejerció de maestro y en 1910 sacó las oposiciones de catedrático de Historia, pasando por los institutos de Cuenca, Segovia, Sevilla y Córdoba, donde tuvo un destacado compromiso con su patrimonio histórico artístico.
En 1921 publica «Historia de Córdoba» tras ganar en 1918 el concurso convocado por el Ayuntamiento. En el prólogo escribe: «Y ésta es Córdoba, callada y milagrosa fuente ¡Ven a ella! Cierra los ojos a la modernidad incertera de sus ensanches y sin más guía que tu sentir, piérdete en ella». El libro llegó en 2003 a la séptima edición.
En 1930, Jaén es nombrado director del Instituto de Córdoba. Para hablar de éste es obligatorio mencionar, primero, al Colegio de la Asunción. Pedro López de Alba, médico de Carlos V y Felipe II, por consejo de San Juan de Ávila se vino a vivir a Córdoba para instituir una obra pía para jóvenes. En 1574 fundó el centro de Nuestra Señora de la Asunción. A él se uniría el Colegio de Ciencias, creado a principios del XVI en el convento de San Pablo.
En 1847 el Colegio de la Asunción fue declarado Instituto Provincial de Enseñanza Media. Durante muchos años fue el único en la provincia, junto con el de Cabra. Hoy, los institutos Góngora y Séneca se reparten su legado académico, mientras que el primero de ellos, con accesos desde la plaza de Las Tendillas y por las calles Claudio Marcelo y Alfonso XIII, lo hace con su ubicación física. Su fachada actual data de 1868.
La parte más antigua conservada es su capilla, cuya construcción se inició en 1708. No tiene fachada al estar integrada en el edificio, pero su referencia exterior es bien visible: una pequeña y airosa cúpula. El templo es de una sola nave con coro alto. En su interior contemplamos la decoración barroca que cubre cúpula y pechinas. El retablo, de madera dorada, reparte su autoría entre Gómez de Sandoval y Sánchez de Sandoval. El centro lo ocupa una talla de la Asunción, realizada por Pedro Duque Cornejo.
Dada su importancia y exclusividad en la enseñanza secundaria cordobesa, los docentes del Instituto (catedráticos y profesores) poseían una esmerada formación, gozaban de gran prestigio social y ejercían una notable influencia cultural. En esa nómina debemos destacar a Luis María Ramírez de las Casas Deza (1802-1874) catedrático de Geografía e Historia y al propio Antonio Jaén.
Paralela a su vocación docente, Jaén desarrolló la política en el Partido Radical. Obtiene acta de concejal en las elecciones de abril de 1931 que traen la República, y el nuevo régimen lo nombra gobernador civil de Málaga. En junio de ese año es elegido diputado a Cortes, hasta 1933 cuando vuelve al instituto. Siendo diputado en 1936 por el Frente Popular, durante la Guerra Civil acompañó a las tropas de Miaja que intentaron ocupar Córdoba y en 1937 parte a Filipinas como cónsul general y viaja por todo el Pacífico.
Tras la guerra comenzó su exilio. Durante diez años fue profesor de Historia en Guayaquil y en Quito. En 1949, el Ayuntamiento de Córdoba acordó dejar sin efecto la denominación que se le había hecho de hijo maldito y en 1954 visitó España. En 1959 se hizo cargo de la Cátedra Menéndez Pidal de San José de Costa Rica, país donde morirá en 1964. Inmediatamente Córdoba le dedicó en el barrio de Fátima una calle con el nombre de Historiador Jaén Morente y en 1979 la Corporación municipal colocó una placa de recuerdo en su casa natal.
POR JUAN JOSÉ PRIMO JURADO