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Córdoba / LIBRE DIRECTO

Julio Anguita y la integridad

Desde su antisimetría con el político al uso, aporta soluciones a los graves problemas con la ética del cargo público

Día 09/03/2011 - 09.23h

De casualidad se ha sabido que hace siete años, Julio Anguita renunció por escrito a la paga de pensión máxima vitalicia, a la que tenía derecho como ex parlamentario, argumentando que «con la pensión que le correspondía como maestro tenía bastante». Conocido ahora, en tiempos de crisis económica y cuando la sociedad reclama austeridad a los políticos, el gesto de integridad del que fuera alcalde de Córdoba entre 1979 y 1986 le honra.

De Anguita ha escrito el periodista Lucas León, amigo y colaborador suyo: «Conozco la sobriedad espartana de su espíritu. Sé que en pocas personas se verifica una mayor consecuencia entre lo que dice y piensa y su modo de vida. Julio Anguita hace suyo el lema de Ghandi de vivir sencillamente, para que los demás puedan, sencillamente, vivir. Y desde su antisimetría con el político al uso, nos aporta soluciones a nuestros graves problemas con la ética del cargo público. No todo es poder y dinero».

Ciertamente, Julio Anguita tiene un carácter dogmático, que dañó a Córdoba cuando la gobernó, con temas como el retraso en la construcción de la estación de tren o en polémicas estériles. Pero es un hombre íntegro, coherente, que ama Córdoba y al que es frecuente encontrarlo paseando por la ciudad o cogiendo un autobús. Carismático y riguroso, con él de líder nacional, Izquierda Unida en las elecciones generales de 1996 y 2000 consiguió sus mejores resultados electorales.

Con él al frente, IU se negó a pactar con el PSOE de Felipe González de los años noventa, que arruinaba la Seguridad Social, amontonaba escándalos, corrupción, crímenes del GAL y ocupación de las instituciones del estado para lograr su mejicanización, siguiendo el modelo del PRI. El capitalismo tan denostado por Anguita se reflejaba entonces en el PSOE más que en un PP que prometía regeneración. Y Anguita, consecuente, se negó a apuntalar esa situación en España y en Andalucía.

Retirado hoy de la política, no sabemos qué pensará Anguita de la IU actual, prácticamente desaparecida en el plano nacional, dócil ante el Zapatero que no ha sabido actuar contra la crisis y ha protagonizado el mayor recorte de prestaciones sociales y libertades de la democracia y dispuesta a apoyar al régimen socialista andaluz el día después de las elecciones. Un régimen que se pudre entre escándalos y fotos oficiales, que huele su derrota, pero que espera seguir gobernando gracias a tal apoyo.

Y en Córdoba, en contraprestación de ese apoyo son los socialistas los que les garantizan sus votos a IU el día después, entre esperpentos del empresario/candidato que burló la legalidad urbanística con Ayuntamientos supuestamente de izquierdas, la ex alcaldesa que cambia de partido y de campaña electoral sin mayor rubor y depuraciones internas. Aquí sí todo es poder y dinero.

Hace cuatro años, un joven político cordobés, tras ganar las elecciones pero no poder gobernar, afirmó que prefería honra sin barcos a barcos sin honra. La integridad y la dignidad no tienen color político y Anguita habría actuado igual, mientras a otros puede esperarles quedarse sin barcos y sin honra.

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