Columnas

Columnas

Yosuke Imada «Fukushima no acabará con el “sushi”»

A cargo del mejor restaurante de Tokio, se enfrenta a la radiactividad del pescado por las fugas de la central nuclear

Día 10/04/2011
Yosuke Imada «Fukushima no acabará con el “sushi”»
PABLO M. DÍEZ 

Bienvenido a Kyubei, el mejor restaurante de «sushi» de Tokio. Muchas gracias por venir. No son buenos tiempos para el pescado en Japón por las fugas radiactivas en la central nuclear de Fukushima. Desde el tsunami del 11 de marzo, hemos perdido un tercio de la clientela; muchas reservas han sido canceladas y usted es el cuarto extranjero que viene en un mes. La catástrofe ha impactado de lleno en el negocio, pero Fukushima no acabará con el «sushi», que es un manjar. Los japoneses no dejaremos de comer pescado crudo por la radiactividad.

Pase, siéntese en uno los 17 taburetes de la barra del primer piso. Aquí es donde cenan famosos como Steven Spielberg o Nicholas Cage cuando visitan Tokio. Los presidentes de las grandes corporaciones, como Toyota, Canon, Toshiba o Nissan, prefieren los reservados con tatami de las plantas superiores. Nuestra clientela ilustre viene de antiguo. En 1935, mi padre abrió el primer Kyubei cerca de aquí, también en el céntrico barrio comercial de Ginza. Yo nací en 1945 fuera de Tokio porque mi familia huyó de los bombardeos durante la guerra. Después, mi padre estuvo trabajando como cocinero de «sushi» para el Gobierno, pero en 1947 volvió al restaurante. Por aquel entonces, ya venían a cenar políticos como el primer ministro Shigeru Yoshida y magnates como el fundador de Sony, Aiko Morita.

A los 18 años me marché a Kobe para formarme como cocinero fuera de mi familia. Empecé desde abajo: fregando platos, limpiando el pescado y aprendiendo el oficio. Pero volví a los dos años para ayudar a mi padre a abrir nuevos restaurantes en los hoteles Okura y New Otani en 1964, con motivo de los Juegos Olímpicos de Tokio. Los 60 y 70 fueron años de crecimiento económico y en 1983 nos mudamos a este edificio de cinco plantas. Luego estalló la burbuja inmobiliaria y arreció la crisis asiática en los 90, que se volvió a repetir en 2008. Afortunadamente, aguantamos gracias a nuestra fiel clientela. Hoy tenemos siete establecimientos en Tokio y Osaka, contamos con 150 empleados fijos más colaboradores y generamos un negocio de 20 millones de euros al año.

Servimos 30 tipos de «sushi» y el secreto es la calidad. En enero, pagué 300.000 euros por un atún de 342 kilos en la subasta de la lonja de Tsukiji. Lo compré a medias con el chef Ricky Cheng de Hong Kong porque luchamos por el ser el número uno. Mi hijo, Kageshiza, continuará el negocio familiar.

TRANSCRITO POR PABLO M. DÍEZ

ENVIADO ESPECIAL A TOKIO

Búsquedas relacionadas
  • Compartir
  • mas
  • Imprimir
publicidad
Lo ?ltimo...

Copyright © ABC Periódico Electrónico S.L.U.