Los últimos de Filipinas

Los palcos tienen menos chicha que el «aguaor» de San Roque . Este año, lo máximo que se espera es un embajador. Y de Noruega. Así que hay que irse a buscar cofrades oficiales por cielo y tierra. Vamos al lío. Entre el gentío vestido de playa que rompía ayer una de las pocas tradiciones que nos quedan, que es ir de punta en blanco a ver la Borriquita, iba el alcalde por El Pumarejo . Adiós con el corazón. Su última estación de penitencia, que hizo con todo dolor, porque alegó una lesión de rodilla mientras veía el baloncesto en Treviso para ver si se escaqueaba, fue tal vez la más amarga. Y eso que lo que le tiraron en la calle Feria fue un caramelo. Que vino a caer sobre la gorra del jefe de la policía, José Aulet, que le escoltaba. El caso es que al alcalde no le dijeron nada. Y eso es casi peor. Porque el personal se dirigió más a Zoido. Cuando estaba La Hiniesta entrando en La Campana, un señor de pelo cano se irguió de su silla y le exclamó: «¡Vamos, Zoido, que tú puedes!» , Son las cosas que tiene esta ciudad. Que es un misterio. Y no precisamente el de La Paz o La Cena. A ver cómo se explica esto. Sabe usted que este año los pasos llevan un gps puesto, ¿no? Y sabe también que es para que, a través de la web gpscofradías.com, podamos saber por dónde va exactamente cada hermandad. Bueno, pues a las ocho de la tarde esta página de internet tenía registradas 132 visitas desde Filipinas. Sí, sí. Desde Filipinas. ¿Alguien puede encontrar una razón que nos resuelva esta duda? ¿Para qué quieren 132 señores en Filipinas saber por dónde va La Estrella? Otra cosa es lo de las dos mil visitas que se habían producido desde teléfonos de Sevilla a media tarde. Lo que demuestra que la web es útil. Aquí y en Manila.

Lo único inútil que se produjo ayer fue el movimiento de pie derecho del concejal del PP Gregorio Serrano al llegar al palquillo de La Campana presidiendo el palio de la Virgen del Subterráneo de La Cena. El hombre había pisado un chicle y refregaba el zapato por el adoquín mientras saludaba a las autoridades como el que no quiere la cosa. Mas no le sirvió. La suela tenía querencia por adherirse al pavimento. Así que la conversación de corrillo que tenía el hombre que lleva la prensa del Consejo de Cofradías desde Dios sabe cuándo, Antonio Vázquez Capilla, quedó en un segundo plano. Con lo interesante que era. Estaba contando que el otro día en su barrio una señora se le acercó y le dijo: «Antonio, usted que es un hombre de estudios, a ver si me ayuda. A mi nieta se le ha antojado hacer la Comunión. ¿Usted sabe dónde hay que arreglar los papeles para que haga la Comunión por el juzgado?». Anda que si de esto se llega a enterar la curia de sacerdotes que acompañaba a Rogelio Gómez, el de Trifón, en su palco... A ellos también les llamó la atención que la ciudad se vistiera de playa para su Domingo. Pero aquí están cambiando muchas cosas. Como dice la web del gps, ya sólo quedan los últimos de Filipinas.