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LAS TRIBULACIONES DE UN EMPRESARIO

«Invertí un millón de euros en 2009 y aún no tengo la licencia»

M. J. P.

La historia de Arsenio Gómez —nombre supuesto, por expreso deseo del interesado— podría ser la historia de decenas de hosteleros de Sevilla que esperan desde hace años una licencia de apertura. Tras medio año de espera, Arsenio abrió desesperado, jugándosela, pero no podía seguir pagando la hipoteca del establecimiento y tener al mismo tiempo el negocio cerrado porque los Bomberos y Medio Ambiente no habían girado la visita obligatoria para inspeccionar el local.

En agosto de 2008, Arsenio pidió licencia de obras para su restaurante. No pudo poner el primer ladrillo hasta que en septiembre de 2009 le dieron la licencia de obras, es decir, más de un año después de la solicitud. Antes de empezar las obras, pidió licencia de apertura del establecimiento en mayo de 2009 . Las obras acabaron en noviembre de 2010 tras invertir Arsenio 600.000 euros en el edificio y otros 400.000 euros en mobiliario y maquinaria. A pesar del tiempo pasado, la licencia de apertura no llegó cuando la obra estaba acabada y como Arsenio quería ser legalista esperó seis meses para abrir el negocio con todos los papeles en regla.

Pasaron las semanas... y los meses, pero Arsenio no pudo soportar más la desidia administrativa porque tenía que atender puntualmente el pago de los dos préstamos que había pedido. En abril de 2011, inauguró el restaurante sin licencia. «¿Que por qué no me dan la licencia? Eso me pregunto yo porque tengo todos los papeles en regla. Para concederme la licencia tengo que tener tres informes favorables: el de Urbanismo, el de Medio Ambiente y el de Bomberos. A estas alturas sólo tengo el de Urbanismo porque estoy esperando a que Medio Ambiente y Bomberos inspeccionen el local», explica Arsenio, quien tiene a quince personas trabajando en el restaurante.

La apertura del local no fue fácil, ya que muchos de los suministros no se podían contratar sin la licencia de apertura . «Cuando pedimos la acometida de luz nos dijeron que no podían dármela porque no tenía licencia de apertura y al final la logré porque justifiqué que había silencio administrativo tras la solicitud de la licencia de apertura. Pasó lo mismo con la licencia de ocupación, que no me la dan porque no tenía la licencia de apertura. Al final me dieron una licencia provisional de ocupación también con el silencio administrativo», explicó .

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