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Córdoba / DESDE SIMBLIA

Soy un diputado andaluz

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Esperamos que no se repita el vergonzoso silencio socialista cuando Zapatero pagó con solares la deuda histórica

Día 23/11/2011 - 09.39h

«Soy un diputado andaluz». Eso, exactamente, fue lo que dijo Rubalcaba en un mitin de cierre de campaña, celebrado en la localidad onubense de Punta Umbría. Esa misma idea fue subrayada por Griñan la noche electoral. Sostener tal cosa me parece un insulto a los andaluces y una auténtica desvergüenza —políticamente hablando—, pronunciadas por quien ni una sola vez subió a la tribuna del Congreso durante la pasada legislatura para hablar en nombre de Andalucía. Por quien siendo diputado por Cádiz —reveló los defectos propios del diputado cunero— no corrigió la metedura de pata de Rajoy al situar a Constantina en la provincia de Cádiz. Peor que la afirmación de Rubalcaba, que puede tener la atenuante de haber sido pronunciada al calor de un acto electoral, suenan las palabras de Griñán, pronunciadas en un momento de reflexión, muy amargo, pero reflexión al fin y al cabo.

El pasado domingo en Andalucía resultaron elegidos, nada más y nada menos, que sesenta diputados: 33 del PP, 25 del PSOE y 2 de IUCA. Se supone que esos diputados tomarán asiento en el palacio de la Carrera de San Jerónimo para defender los intereses de los andaluces. Se supone que plantearán problemas de nuestra tierra y buscarán soluciones para los mismos. Por ejemplo, para que el número de parados andaluces —un millón doscientos mil— no esté diez puntos porcentuales por encima de la media de España. Por ejemplo, para que la cifra de los jóvenes que no encuentran su primer empleo deje de ser, con diferencia, la mayor de España. Por ejemplo, para que se impulse la construcción de ciertas infraestructuras, como la conclusión de la autovía del Mediterráneo, cuyo tramo entre Almuñécar y Adra —todo lo demás desde la frontera con Francia hasta Algeciras está construido— se termine de una puñetera vez. Por ejemplo, para que las ocho provincias andaluzas sitúen su renta per cápita en la media de España y no que seis de ellas estén entre las diez últimas. Podríamos seguir, pero la limitación de espacio no me permite continuar con el largo rosario de calamidades. Tiempo habrá.

En el Congreso de los Diputados, salido de las urnas de 20 de noviembre habrá sesenta diputados andaluces —más que de cualquier otra comunidad— cuya primera obligación es velar por Andalucía y su gente. Esperemos que unos no nieguen la existencia de 400.000 andaluces, como ocurrió en tiempos de Aznar cuando se escamoteó esa cifra de andaluces en el censo que servía para determinar las aportaciones del Estado a los servicios básicos de Andalucía y los diputados del PP asintieron. Esperamos que no se repita el vergonzoso silencio de los socialistas cuando Zapatero pagó con solares, en plena burbuja inmobiliaria, el montante de la deuda histórica y que la Junta de Andalucía no sabe qué hacer con ellos o como cuando en la época de Felipe González el gobierno socialista se cargó de un plumazo la autovía Córdoba- Málaga que sufrió un retraso de veinte años.

En el Congreso de los Diputados habrá diputados catalanes defendiendo los intereses de Cataluña, vascos, de diferentes pelajes, haciendo lo propio, igual que gallegos, canarios o asturianos. ¿Habrá alguno de los sesenta que defienda Andalucía?

www.josecalvopoyato.com

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