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Monteseirín forzó a IU a colocar a su asesor imputado antes de irse

En una carta al mismo gerente que se opuso cinco meses antes a la petición de Castaño, le indica hasta el sueldo

ALBERTO GARCÍA REYES

El exalcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, justificó su permanente apoyo a su socio de gobierno, IU, arguyendo que dicha coalición había sido siempre muy leal con él. Pero cuatro días después de las elecciones, cuando ya no tenía más futuro en la ciudad y dejaba a Antonio Rodrigo Torrijos solo frente a Juan Espadas, Monteseirín rompió la baraja. Se enfrentó a IU... cinco meses después de que los comunistas le echaran el rentoy en la Fundación DeSevilla. Y todo por defender a su polémico asesor Domingo Enrique Castaño, imputado por la venta de los suelos de Mercasevilla y otrora también vinculado al «caso Unidad». La historia comenzó cuando Castaño solicitó ingresar en esta Fundación, en manos de IU gracias al pacto de gobierno tras las elecciones de 2007, el 30 de noviembre de 2010 bajo el pretexto de que se hallaba en situación de excedencia voluntaria desde el 12 de julio de 2007. Unos días después, concretamente el 9 de diciembre, el gerente de este organismo, Miguel

López Adán, contestó a esta petición con total contundencia: «Su solicitud carece de fundamento y no puede tener acogida alguna». En ese documento, que está en poder de ABC, el gerente alegaba que Castaño fue designado director de la Fundación DeSevilla el 14 de febrero de 2007 y que cesó en dicho cargo el 18 de octubre de ese mismo año para justificar su negativa a reincorporarlo.

Y ahí quedó la cosa. Hasta que cinco meses después, con las elecciones ya perdidas y nada que negociar con IU, Monteseirín medió en favor de su asesor de confianza. Exactamente el día 26 de mayo de 2011, cuatro días después de los comicios que dieron la mayoría absoluta al PP, el exalcalde le remitió un escrito a López Adán breve pero certero: «En relación a la solicitud de reingreso de Domingo Enrique Castaño Gallego (...) le solicito tramite su incorporación a esta Fundación a partir del próximo 1 de junio, adscrito a la asesoría jurídica y con la catería del grupo III del Convenio Colectivo aplicable». Por si López Adán podía tener alguna duda al respecto, Monteseirín hasta le aclaró el sueldo que correspondía a su protegido: «Salario base anual, 30.000; mensual, 2.500. Pagas extraordinarias julio y diciembre, 5.000».

IU cedió inmediatamente a la exigencia del alcalde y Castaño se incorporó a la Fundación. ¿Por qué? Tal vez tuvo mucho que ver en ello la orden dada por el alcalde a su grupo municipal para aprobar una modificación presupuestaria en el último Pleno ordinario de su corporación en la que se transfería más de un millón de euros a la Fundación para tapar el agujero que había dejado IU con las subvenciones a países comunistas que no había sido capaz de justificar. Hasta el interventor se opuso a esa medida al entender que se estaba pagando un dinero que, en realidad, no se sabía a dónde había ido a parar. Y no fueron pocos los concejales socialistas que mostraron su desacuerdo en los pasillos con aquella medida de última hora para rescatar a IU de las responsabilidades patrimoniales en las que podía incurrir si no tapaba la deuda. Algunos incluso insinuaron que se saldrían para no tener que votar, pero el alcalde intermedió y el punto se aprobó.

Días después ordenó el ingreso de Castaño a López Adán, que tuvo que claudicar pese a que, paradójicamente, ya había comenzado a tramitar en Expediente de Regulación de Empleo en este organismo para dar una salida digna a los militantes de IU que estaban contratados por DeSevilla. Lealtad por lealtad.

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