Hazte premium Hazte premium

Mourinho corrige al Madrid

El técnico cambia tres piezas del tirón en el intermedio y el conjunto blanco remonta ante el Málaga después de un primer tiempo espeso y sin luces

ENRIQUE YUNTA

El Santiago Bernabéu, de toda la vida, adora estas noches volcánicas, tan feliz en su desfilar a medianoche por la Castellana que todo lo de antes se queda en un mal rato de sudores fríos y taquicardias. El Real Madrid lo pasó mal, peor incluso por momentos, y acabó celebrando una remontada que le asoma a los cuartos de final de esta Copa del Rey, torneo que defiende con orgullo porque es la única alegría que se ha llevado en los últimos cursos de portadas ajenas. Del 0-2 al 3-2 en una ración doble de coraje y amor propio, 45 minutos calamitosos y otros 45 de viveza que resumen las dos ideas planteadas por José Mourinho, con vista para reaccionar ya que sus retoques fueron decisivos después de fallar con el plan de inicio. La Rosaleda, el martes que viene, decide una eliminatoria muy abierta que precede a otro posible clásico.

El Madrid estrenó el año de forma horrible, muy desdibujado en una noche de contrastes con difícil digestión para una parroquia desubicada en su despertar. Acostumbrado a la fiesta y a los abrazos en estos tiempos de atracones, empachos y goleadas, Chamartín enmudeció después de un primer acto calamitoso del conjunto blanco que se resolvió desde la esquina, sinónimo de miedo porque el Madrid, quedó patente, defiende muy mal esas acciones. A balón parado, el Málaga le hizo un traje sin mayor secreto que dos pelotas bien puestas por Cazorla y dos cabezazos limpios de Sergio Sánchez y Demichelis, tan solos en sus remates que habría que señalar a todo madridista por lo mal que protegieron la puerta de Casillas. El portero tampoco colaboró con sus salidas y el Málaga, perfecto atrás, se fue al intermedio convencido de la proeza, pues desde que nació nunca ha ganado en semejante escenario. Anoche alzó los brazos antes de tiempo y se fue con mala cara, desesperado por el desenlace.

En buena parte porque este Madrid nunca se rinde, encantado con los partidos a la carrera y muy mejorado en la reanudación. Mourinho, agitadísimo desde la banda, revolucionó la velada con tres movimientos del tirón que señalaron a sus hombres de la banda derecha, Arbeloa y Callejón, y especialmente a Kaká, de quien se anuncia continuamente su segunda juventud cuando cada vez parece más cerca su ocaso. Khedira, Ozil y especialmente Benzema lideraron el cambio.

Desde la necesidad, el Madrid reclamó un fútbol más fiero que preciso y en esa situación salvó las castañas, también más equilibrado con Khedira como apoyo de Xabi Alonso sin que desentonara Lass como lateral. El balón rodó más rápido, se rechazó la repetida e infructuosa idea de embestir siempre por el centro con el recurso de Cristiano Ronaldo contra todos y en un periquete la sorpresa quedó en anécdota. Dos minutos de fulgor catapultaron al Madrid.

Khedira fue artista por un día e Higuaín se entrego a su fe, interminable, para sonrojar a Sergio Sánchez y a Willy Caballero, que no se entendieron y regalaron el empate de forma penosa. A partir de ese instante, al Madrid se le iluminó la vista y cabalgó hacia una victoria que maquilla lo sucedido en la introducción, una noche muy bonita con final feliz para el Bernabéu. Mourinho cambió a tiempo y el campeón, que pudo celebrar algo más, se mantiene eufórico. La Copa le da vida.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación