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Y no pueden con... la ilusión

Ayer fue un día para la esperanza, donde los 25 grados echaron a la calle a toda la ciudad

JAVIER MACÍAS

Allí estaban los niños trasplantados. También los niños de las Tres Mil Viviendas. Ayer había hasta menos caramelos a cuenta de la crisis. Pero lo que sobraba, más que nunca, era la ilusión. Los rostros de los niños que iban de paje con el rey Melchor, hasta el de Rafael —el primer trasplantado de cara en Andalucía—, lo decían todo: era la expresión de la esperanza y de la vida. Y así presentó al «mago donante» un genial speaker llamado Luis Miguel Martín Rubio desde el balcón del Rectorado, en la coronación de los Reyes Magos de Oriente.

Lo mismo hizo con el rey Gaspar, «recién llegado del lejano comercio fenicio, generador de empleo y riqueza», por eso lanzaba monedas de un euro... de chocolate. Allí, en la Universidad, estaba el hermano de Gaspar y presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Santiago Herrero, que junto a su familia saltó, bailó, recogió caramelos y hasta jaleó al paso del trono real.

«Y no pueden con él, y no pueden con él...» al paso del rey negro, «llegado a lomos del caballo que mejor corre la banda de Oriente, el ciclón de Persia». Fue, sin duda alguna, el que más expectación despertó. Baltasar, el número 3, estaba en su salsa. Con arte recorrió el Rectorado hasta ser coronado por el alcalde, Juan Ignacio Zoido, «viviendo algo impresionante y un poquito nervioso». El mago zurdo, vestido de verde, estaba nervioso después de haber paseado el 3 por todo el mundo.

Ni el presidente del Real Betis Balompié, Miguel Guillén, ni el vicepresidente y administrador del paquete mayoritario de acciones del club heliopolitano, José Antonio Bosch, quisieron perdérselo. «No le pido fichajes a los reyes, sí la permanencia, aunque había por el cortejo real algún morenito con muy buena pinta... me ha parecido ver a Emana, lo mismo estaba de vuelta», bromeaba Guillén, que acudía a despedirse de su amigo Baltasar al que le gritó «¡presidente, presidente!». Otros los jaleaban con el clásico «Musho Betis».

Más público que nunca

Pasaba el rey moreno por la Avenida del Cid y la foto estaba cantada: 25 grados de temperatura a las 17 horas. Ésta fue la clave de que este año la cabalgata haya estado acompañada, quizá, por más público que en las últimas ediciones. La ciudad estaba abarrotada y ávida de ilusión. El delegado de Economía, Empleo, Fiestas Mayores y Turismo del Ayuntamiento, Gregorio Serrano, así lo aseguró, «coronando estas Navidades de la plenitud, con la iluminación que ha desbordado el centro durante estos días». Y para ser más especial todavía, la Giralda recibió ayer a los Magos de Oriente vestida de azul Epifanía.

También el alcalde, que botó tras pedírselo el grupo de beduinos de Melchor, dijo que «el día no puede ser más brillante, una luz especial que merecen los niños». En su estreno como máximo regidor hispalense en la cabalgata, «he tenido la oportunidad de coronar a Baltasar en el sitio donde yo estudié». Asimismo, pidió a los reyes que trajeran hoy «la corrección de muchas desigualdades, mucho trabajo para que los padres puedan ofrecer una vida digna a sus hijos». Llama la atención cómo el público de la cabalgata, que no entiende de colores porque todos se ven representados, recibió con aplausos a Zoido al presentarlo Martín Rubio durante la coronación, mientras que en pasadas ediciones esta misma figura, representada por Alfredo Sánchez Monteseirín, era abucheado en el mismo acto.

La crisis dejó otras estampas, como la de algún que otro sevillano que llevaba una escoba para recoger con comodidad los caramelos del suelo. A su lado, su mujer con el paraguas vuelto del revés. «Mañana salimos de beduinos en otro sitio y así nos ahorramos comprar los caramelos». Cosas del reciclaje.

¿Y las grandes bandas?

En el aspecto negativo, por poner un pero, se comentaba entre los más cofrades la ausencia de las mejores bandas de la ciudad y la proliferación de nuevas agrupaciones o las juveniles, en lugar de las más esperadas como las Tres Caídas, las Cigarreras o Virgen de los Reyes. Habrá que preguntarse el porqué de este éxodo. Entre los niños, amén de los tronos reales, las carrozas que más gustaron fueron, como cada año, Charlie y la Fábrica de Chocolate o Alicia en el País de las Maravillas. Este año causó auténtico furor entre los pequeños la carroza de Dora la Exploradora, la serie de dibujos animados de más éxito en estos momentos, cuya canción cantaban los niños. Para las niñas, la Cenicienta era también una de las preferidas y para los niños, Indiana Jones y la de Playmóvil. En el plano artístico, al público le gustó, y mucho, la carroza de el Ratón Pérez.

Tras haber descansado al solecito durante las Navidades, ayer demostraron que estos Reyes Magos no son vagos, sino que en Sevilla se está de lujo, a 25 grados de temperatura en enero, aunque gracias a Dios haya que volver al tajo. «Ojú...»

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