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florencio aguilera, pintor

«La clase media es más sensible al arte y compra más cuadros que los ricos»

El creador ayamontino expone en Sevilla «Tres generaciones» con cuadros de su padre y de su hijo. Dice que el mejor de los tres fue su progenitor, aunque no empezó a pintar en serio hasta los 80 años de edad

«La clase media es más sensible al arte y compra más cuadros que los ricos» JOSÉ GALIANA

jesús álvarez

Florencio Aguilera (Ayamonte, 1947) es hijo de pintor (Rafael) y padre de pintor (Chencho) y ha reunido obras de todos ellos en una singular exposición «Tres generaciones», que se inauguró el pasado jueves en la Sala Santa Inés de Sevilla. Desde aquí los cuadros viajarán a Nueva York.

—Pintó su primer cuadro con 14 años y ha sido autodicacta. ¿Por qué no quiso estudiar?

—Yo he sido muy incorregible siempre y no me gustaba estudiar. Estuve con una profesora en Ayamonte, que era una gran pintora, pero sólo aguanté un cuarto de hora...

—¿Tiene algo contra la Universidad?

—No, pero dicen que lo que aprendes en la Facultad después se te olvida...

—Pero su hijo sí pasó por la Facultad.

—Sí, ha sido el único de los tres. Ni mi padre ni yo la pisamos.

—¿Nunca le echó en falta?

—Me quisieron traer a Sevilla para estudiar, pero no quise.

—Su padre le regañaba porque no estudiaba y sólo pintaba...

—Sí, me regañaba mucho. Yo era un malísimo estudiante que me pasaba todo el tiempo pintando, casi igual que ahora. Jugaba al fútbol en la calle, tiraba los libros y salía corriendo.

—Pero al final su padre se cansó de regañarle...

—Mi padre siempre creyó en mí, aunque el resto de mi familia decía que el niño, o sea yo, iba a pasar más hambre pintando que un caracol en un espejo.

—Parece que se equivocaron...

—Bueno, no solamente hay que pensar en el dinero que te produce una actividad sino en la satisfacción que te da hacerla y a mí crear me da mucha.

—¿Se puede vivir bien de los cuadros ahora mismo en España?

—En este momento es muy difícil porque estamos todos más tiesos que una mojama, pero yo voy tirando.

—¿Cree que hay muchos pintores españoles en este momento que puedan decir eso?

—No lo sé, no sé si serán 20 ó 30 o más. El otro día hablaba precisamente con Luis Gordillo sobre eso en el Día de Andalucía. Y me decía que era muy difícil vivir del arte.

—¿Ha sufrido malas rachas?

—He pasado momentos muy duros.

—¿Cómo de duros?

—De no llegar a final de mes.

—¿Le ha pasado eso muchas veces?

—A veces he llegado a final de mes con dificultades y otras veces más sobrado. Lo que no me ha faltado nunca es el entusiasmo.

—¿Qué hay que hacer cuando las cosas se ponen peor?

—Trabajar más. Nunca perder el entusiasmo por hacer lo que te gusta ni en los peores momentos. Desde que hice mi primera exposición con 20 años en Madrid no he parado. Y ahí sigo.

—Su hijo, que también es pintor, se puso a dar clases en un instituto...

—Mi hijo nunca pensó que iba a trabajar en un instituto como profesor.

—¿Y su padre?

—Mi padre siempre pintó, pero empezó a tomárselo en serio con 80 años.

—¿Nunca es tarde para nada en la vida?

—Mi padre tenía su negocio, pero no empezó a vivir de la pintura hasta esa edad. Pero él pintó toda su vida.

—¿Quiénes le compran más cuadros: la clase media acomadada o los ricos?

—Yo creo que hay más sensibilidad por el arte en la clase media, que compra más cuadros que los ricos. Además, creo que a los pintores nos interesa más la clase media que los ricos, que son muchos menos. Que la clase media, incluso con dificultades, se interese por tu pintura es importante.

—¿No cree que algunos artistas españoles padecen la misma «subvencionitis» que los cineastas?

—Yo nunca he pedido subvenciones para mi trabajo y es importante par un pintor no acomodarse y menos aún acostumbrarse a que te lo den todo hecho.

—¿Los poderes públicos apoyaban antes más a los artistas que ahora?

—Creo que sí, antes se apoyaba más. Se atraviesa ahora un momento duro no sólo por la falta de apoyo público sino también por la falta de mecenazgo privado. No hay personas sensibles que apoyen el arte y así es difícil.

—¿Velázquez también lo habría pasado mal ahora?

—Velázquez era un genio y hubiera salido adelante también, pero otros que no fueron tan monstruos tal vez no hubieran sido conocidos. No siempre el mejor está en lo más alto.

—¿Quién es el mejor pintor de su familia: su padre, su hijo o usted?

—Mi padre.

—Son tres pintores muy diferentes...

—Sí. Algo así como Sidney, Sevilla y Estocolmo...

—Sevilla será usted...

—No. Sevilla es mi padre, que es el mejor pintor de los tres. Además, en sus cuadros hay muchas referencias a Sevilla, a la Maestranza, etcétera.

—¿Y su hijo?

—(Risas) A mi hijo lo mandamos a Estocolmo.

—Los pintores de paisajes están considerados ahora mismo de segunda categoría en los círculos oficiales cuando hace un siglo y muy poco eran los grandes reyes del arte...

—El arte evoluciona y el paisaje que yo hago tampoco es el que se hacía entonces. A veces me viene alguien y me dice que el mejor cuadro mío es uno que compró en el año 60. Y yo pienso que vale, pero que hay que evolucionar.

—¿Se considera un expresionista cercano a la abstracción?

—Algo así. Mi primera época fue más impresionista. Me fijaba mucho en Sorolla, al que mi padre conoció cuando estuvo en Ayamonte. Y luego me he ido separando de eso y ahora sin dejar de ser figurativo me he abierto al expresionismo casi abstracto. En esta profesión es difícil encontrar el camino pero yo lo estoy intentando.

—¿Cómo ve ahora el panorama artístico en Andalucía?

—Ha habido grandes pintores en Andalucía. Clavero decía que la cultura empieza en el pueblo, de abajo hacia arriba, y el Estado debe apoyarlo siempre. La mayoría de los genios en todas las profesiones vienen de abajo, del pueblo. Falta apoyo oficial, como decía antes.

—Paulino Plata, consejero de Cultura de la Junta, se ha cargado el único programa de fomento de jóvenes artistas contemporáneos que había en Andalucía, «Iniciarte»...

—Paulino Plata me parece una persona excelente que se ha tomado mucho interés por esa exposición de tres generaciones en la que yo participo y le estoy muy agradecido por ello, pero me gustaría que se tomara ese mismo interés por los artistas que están empezando. Todo lo que sea suprimir ayudas al arte me parece mal.

—¿Qué le parece ARCO?

—Hay cosas que me gustan y otras me parecen un mamarracho. A mí el arte me tiene que llegar.

—Usted ha dicho que no todos los que pintan son pintores y no todos los que torean son toreros.

—Es que no lo son. Hay gente que dice que son pintores y no pintan un pimiento.

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