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No hay vísperas de Corpus sin calor... ni sin gente

El centro de Sevilla colgó el «no hay billetes» para contemplar altares, escaparates y balcones

juan flores

fernando carrasco

No hay vísperas del Corpus sin calor . Ese calor que se apodera de la ciudad y que se suma a la fiesta que los sevillanos viven de manera extraordinaria. Ayer no fue menos y, de nuevo, las temperaturas fueron altas, muy altas. Ello hizo que el centro esperase más de lo previsto para llenarse, esto es, para que el gentío recorriese las calles por las que hoy discurrirá el Santísimo Sacramento y contemplase y admirase los distintos altares, escaparates y balcones engalanados para la ocasión .

Igualmente —un acierto desde que se viene haciendo— la Catedral fue otro de los puntos de encuentro de quienes se echaron a la calle. Allí se pudieron ver los ocho pasos que conforman el cortejo y que preceden a la portentosa Custodia de Juan de Arfe , así como los distintos elementos litúrgicos que forman parte de la procesión. Ni que decir tiene que la temperatura en el interior de la Seo no tenía nada que ver con la del exterior. Asimismo, José Enrique Ayarra, organista titular del Cabildo Catedral, ofreció un concierto de órgano para deleite de los presentes. También podía contemplarse a la Virgen de los Reyes en la parroquia del Sagrario —qué magnífica visión siempre— y las capillas y estancias del Templo Metropolitano en esta jornada de puertas abiertas.

Bando y concierto

[ ello hay que añadir la recuperación del bando anunciador por las calles de la procesión, a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores «Esencia» y el concierto que ofreció, en la Plaza de San Francisco, la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla , que hace que este singular entorno se llene por completo. Variado el repertorio que ofrece, siempre cambiante, y que cuenta con el beneplácito de los que acuden a este recital. Baste señalar que aunque el concierto daba comienzo a las nueve de la noche, desde las seis y media de la tarde ya había personas ocupando las sillas dispuestas para el mismo.

Luego, a su conclusión, tuvo lugar el traslado de la Hiniesta Gloriosa desde el salón del Apeadero del Ayuntamiento, donde ha permanecido en besamanos —con motivo del VI centenario fundacional de la hermandad— a su altar de la Plaza de San Francisco.

Muchas ofertas las que podría encontrarse ayer en el centro de la ciudad tanto el sevillano como el foráneo, este último gratamente sorprendido por un ambiente inigualable que se impregna de ese olor característico a juncia y romero; un olor que penetra cuanto más se adentra uno en el centro neurálgico de la ciudad.

Afluencia masiva

Como suele suceder en estos casos, la afluencia fue masiva a partir de las nueve de la tarde, cuando el sol ya declinaba pero la luz envolvía todo el conjunto. Se afanaban las distintas hermandades en dar los últimos retoques a los numerosos altares que jalonan el recorrido de Dios Sacramentado, pero curiosamente sólo tres de ellos «competían» en el concurso del Ayuntamiento.

Nuevamente sorprendió el altar de La Sed , instalado en la esquina de Argote de Molina con Francos . Presidido este año por una imagen de San Juan de Dios, se erigían sus doseles y exornos hasta la tercera planta de la casa. Majestuoso sin lugar a dudas.

Sorprendente, también, el que ha instalado la Hermandad de la Divina Pastora de las Almas y Santa Marina en la puerta central de la sede de Cajasol, en plena Plaza de San Francisco, y que recrea, con imágenes, el cuadro de «Apoteosis de la Eucaristía» , que Francisco Herrero pintase en 1556 y que está en la parroquia del Sagrario. Tallas cedidas por las hermandades de la Trinidad, de la Cena de Dos Hermanas; una Inmaculada de los Humeros y la propia Custodia de la Pastora y Santa Marina hacían que la gente se congregase a su alrededor.

Lo mismo ocurre, cada año, con el altar que monta la Hermandad del Amor y que este año tenía como motivo principal las imágenes de las santas Justa y Rufina . En la puerta principal de la colegiata, Pasión también instalaba el suyo con la Virgen del Voto. Y es que la Plaza del Salvador se convierte en hervidero de curiosos que no quieren perderse, tampoco, el altar que monta Las Siete Palabras ante el convento de San Juan de Dios .

Por Sierpes y Francos, los balcones y escaparates inundan todo el espacio. «Obando» lucía un magnífico escaparate presidido por una gran Custodia. A los lados, la Inmaculada y el Niño Jesús. En Francos, la Hermandad de San Isidoro volvía a poner todo su empeño en un gran altar, mientras que «Velasco», esquina Chapineros con Francos, lucía en su escaparate todos los pasos de la procesión del Corpus en miniatura, a los que añadía el del Señor de la Sagrada Cena y el de la Hiniesta Gloriosa. Casa Rodríguez se esmeraba en un escaparate y balcón presidido por un gran óleo de la Inmaculada Concepción.

Al filo de las diez de la noche no se podía pasear prácticamente por el centro de la ciudad. Y los establecimientos hosteleros colgaban el «no hay billetes», algo que se agradece y que viene a corroborar que estas vísperas son un acierto por la forma de enfocarlo desde el punto de vista religioso y el de turismo. Unas vísperas que estallaron, un año más, en apoteosis a la espera de Jesús Sacramentado.

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