¿Otro hospital fantasma?

Tras ocho años de negociación, el pasado día 16 la administración central y la autonómica firmaban el protocolo por el cual el hospital militar de San Carlos, en San Fernando, dejaba de pertenecer al Ministerio de Defensa para pasar a integrar la red pública de la Junta de Andalucía. El acuerdo, que acaba de aparecer publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) pretende rescatar a un centro médico neurálgico en la provincia de Cádiz y que había ido recortando sus servicios hasta dejar operativa solo una de sus doce plantas. La infrautilización del centro médico alimentó gradualmente un movimiento cívico que reclamaba mediante concentraciones en sus puertas y protestas ciudadanas la expotación de sus instalaciones. Los ciudadanos no podían entender que tuvieran que guardar cola en los hospitales gaditanos mientras las dependencias del San Carlos dormían el sueño de los justos. Pero lo cierto es que el Ministerio de Defensa no podía mantener operativas unas instalaciones que suponían un coste de 25 millones de euros al año.

El convenio de transferencia, rubicado por la consejera de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta, María José Sánchez Rubio, y la subsecretaria de Defensa, Irene Domínguez-Alcahud, pone fin a este largo proceso. El Ministerio cede gratuitamente las instalaciones a la Junta de Andalucía, aunque dispondrá de un policlínico en las mismas instalaciones de San Carlos, unas dependencias en las que pasarán sus revisiones anuales más de 5.000 profesionales de las fuerzas armadas. El resto del complejo estará dedicado a la atención pública.

Llegados a este punto, el peligro es que se repita el caso del Hospital Militar Vigil de Quiñones de Sevilla. Hasta el momento, el trayecto recorrido es el mismo: un centro cuyo coste no puede asumir el Ministerio de Defensa y que, tras ir reduciendo drásticamente sus servicios, pasa a la Junta de Andalucía para ser utilizado por el SAS. La cesión se completó en 2004; diez años después, el hospital no ha atendido aún a un solo sevillano.

Tras recibir el centro médico, la Junta comenzó unas obras de adaptación que, con un presupuesto de 23,6 millones de euros, preveía habilitar 232 habitaciones, diez quirófanos y salas para preparación de pacientes, preanestesia, despertar y observación, además de 28 módulos de consultas externas, 18 de explotación y una unidad de salud mental. En 2009 el presupuesto ya se había disparado hasta los 35 millones, y en 2011 alcanzó los 55 millones. El centro debía haberse inaugurado en 2012, pero a día de hoy las obras están paralizadas por la falta de liquidez de la Junta.

El hospital de San Fernando no tiene por qué repetir esta larga y tortuosa historia, aunque la amortización de las instalaciones no comenzará de forma inmediata.