Olvidados tras la oleada de pateras
Encerrados en pistas de pádel, así «viven» los 174 inmigrantes olvidados en Tarifa
El Ayuntamiento dice que los cuidadores del polideportivo están «reventados» y pide que se agilicen los trámites para evacuar a los inmigrantes

El Ayuntamiento de Tarifa (Cádiz), a través de su concejal de Deportes y Cultura, Juan Antonio Torán, consideró ayer un «disparate» que aún permanezcan en uno de los polideportivos de la población 174 de los casi 1.300 inmigrantes que llegaron en pateras tras cruzar el Estrecho a principios de la pasada semana.
Torán criticó la lentitud de los trámites burocráticos para que los extranjeros pasen a los centros de internamientos o a disposición de las ONG en pisos de acogida, y aseguró que el personal de su departamento que atiende a esas personas y los miembros de la Cruz Roja allí presentes están «reventados».
A su vez, Andalucía Acoge ha presentado una queja ante el Defensor del Pueblo Estatal, Soledad Becerril, y una denuncia por detención ilegal (al haberse superado las 72 horas de retención), que ha sido inadmitida al considerar el juez que no se trata de un delito sino de una falta administrativa.
Entre 11 y el 12 de agosto fueron casi 1.300 los inmigrantes africanos rescatados por Salvamento Marítimo que pasaron a ocupar los dos pabellones polideportivos propiedad del Ayuntamiento de Tarifa. De esta cifra, ayer noche aún permanecían en una de las instalaciones 174 extranjeros pendientes de pasar a los centros de internamiento o a los pisos de acogida de las diferentes ONG.
Según el concejal de Deportes de Tarifa, todos ellos están identificados por parte de los equipos policiales y judiciales que se han desplazado al polideportivo en los últimos días, y sin embargo no se ha culminado la evacuación. «No pueden estar tantos días durmiendo en estas instalaciones», se lamentó Juan Antonio Torán. «Las personas no pueden estar todo este tiempo sin poder salir a la calle. Esto es un disparate, es desesperante. Están en pistas de pádel, y les hemos puesto una tele» con la intención de que al menos puedan distraerse, «pero eso –subrayó– no es vida».
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