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violencia en las aulas

La madre de un alumno a una profesora: «¡Te voy a sacar los ojos!»

Los docentes soportan a diario acoso, amenazas y agresiones, a menudo, sin encontrar un escarmiento ejemplar ante la Justicia

La madre de un alumno a una profesora: «¡Te voy a sacar los ojos!» abc

c. aguilar

Insultos, amenazas, agresiones o daños en propiedades, son algunas de las situaciones a las que se enfrentan a diario miles de profesores en Andalucía. A veces son acalladas por los propios centros para «salvaguardar» su reputación y otras, no encuentran refugio en la Administración ni en los propios juzgados. Estas son algunas de las historias.

Dos años de cárcel

El Tribunal de lo Penal de Málaga dictaba en octubre de 2012 una sentencia ejemplarizante, a juicio del Sindicato Anpe, la primera en Andalucía de este tipo. El 10 de octubre de ese año, en el transcurso de una reunión con el profesor de su hija, Bernardo V. H., y en presencia del jefe de estudios y de la tutora de su hija, le propinó un puñetazo al profesor en la cara tirándolo al suelo. El acusado y sus acompañantes se marcharon apresuradamente del lugar tras el golpe. La agresión le produjo una contusión facial además de perder prótesis dentales. Estuvo de baja 40 días. El juez lo consideró un delito de atentado contra un agente de la autoridad, por lesiones y daño moral. La condena: 28 meses de prisión. Desde Anpe aseguran que «ningún profesor tiene la intención de judicializar la vida escolar, pero tenemos la seguridad de que las consecuencias penales servirán en muchos casos como medida disuasoria para que estos hechos no se repitan».

A la salida del colegio

La maestra de un colegio público de Sevilla denunció el 20 de enero de este año amenazas e insultos por parte de la madre de un alumno, en las dependencias del centro a la salida de los alumnos y en presencia de otros padres, con expresiones tales como: «Imbécil, te voy a sacar los ojos, menos cotillear y más trabajar; eres una chula, se te van a quitar las ganas de reírte de mi hijo; hija de puta, subnormal». Tras la denuncia formulada en sede policial, se celebró un Juicio de Faltas con sentencia que condena a la madre por una falta de amenazas e injurias a una multa de 20 días y 120 euros. Con resoluciones como estas, Anpe considera que estos actos quedan «impunes» ante los alumnos y el resto de padres. La consecuencia: la pérdida de respeto progresiva hacia el docente.

Ante niños de 6 años

En otro colegio público de Sevilla, durante la entrada de los alumnos al colegio una madre se dirigió a la maestra de su hijo profiriéndole a voces y con ánimo de amedrentarla: «¡Mucho cuidado, no le vaya a pasar nada a mi hijo, perra!», todo esto en presencia de alumnos de seis años de edad. La agresora era la madre de uno de ellos. Más tarde, en la misma mañana, y en presencia del director del centro, cuando ya se habían iniciado las clases, la madre volvió al colegio con intención de agredir a la misma maestra, abalanzándose sobre ésta. No pudo hacerle daño porque en ese momento el director se puso entre las dos para prevenir el ataque. La maestra aprovechó ese instante para encerrarse con pestillo en el aula con los alumnos impidiendo que los alumnos fuesen testigos de esa bochornosa situación. A prior -y sin caer en estereotipos-, se puede pensar que este tipo de hechos son propios de zonas deprimidas de la ciudad. Sin embargo Anpe asegura que la tendencia ha cambiado. Así, este tipo de amenazas y agresiones tienen una mayor incidencia en barrios de clase media y alta, a través de personas trabajadoras, con un alto nivel de estudios.

Acoso vía Whatsapp

La madre de un alumno de 3º de Primaria consiguió el número de teléfono del profesor de Educación Física del colegio de su hijo. «Se hizo con él sin mi consentimiento, no sé cómo, oportunándome en numerosas ocasiones en las horas de docencia a lo largo de los dos últimos años». Este profesor, que ni siquiera era tutor del alumno, pidió en vano en varias ocasiones que lo borrara de su agenda. El profesor denunció a la madre del alumno por acoso a través de las nuevas tecnologías, el Whatsapp. Es el caso de otros docentes, según cuenta Anpe, que, con buena voluntad, crean grupos a través de este mismo soporte para compartir con alumnos y padres de estos información sobre las clases, reuniones o actividades extraescolares. «Casi todos han tenido que salir de esos grupos porque al final se convertían en caldo de insultos y amenazas al profesor», afirman.

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