Fallece un hombre al picarle una abeja dentro de la boca

Un hombre de 49 años falleció el martes en la aldea de Mesas de Guadalora, perteneciente a Hornachuelos, por una picadura de abeja. Según informaron fuentes sanitarias consultadas por ABC, la picadura se produjo concretamente en la úvula —campanilla— y, tras una primera atención sanitaria por parte del médico que se encontraba de guardia en Hornachuelos, decidieron trasladarlo en ambulancia hasta el Hospital Reina Sofía. Por otro lado, los testigos señalan que le picó en el cuello.

A falta de conocer más detalles de los hechos, los datos aportados arrojan que el médico que asistió a la víctima suministró «la medicación oportuna para estos casos» y activó el protocolo. Y en base a las circunstancias decidió con su criterio clínico la actuación más adecuada. Así, una UVI móvil partió desde la capital en dirección a Hornachuelos y se encontró con la ambulancia a la altura de la barriada de Villarrubia, que es la zona donde se suelen producir los encuentros de un vehículo sanitario y otro cuando el paciente procede de la comarca del Valle del Guadalquivir.

Pese a los esfuerzos realizados por los efectivos de la UVI móvil, la reanimación no fue exitosa y el hombre que había sufrido la picadura de abeja perdió la vida. El personal sanitario con el que contactó este periódico precisó que se le tendría que haber practicado una cricotomía, lo que «habría permitido que llegara con vida al Reina Sofía». Este tratamiento de emergencia consiste en la realización de una incisión a través de la piel y la membrana cricotiroidea para asegurar la vía aérea cuando se produce una obstrucción o una inflamación, en este caso concreto provocada por la picadura.

El suceso ha conmocionado a la aldea de Mesas de Guadalora pues, según personas que conocían al fallecido, no tenían constancia de que fuese alérgico a la picadura de las abejas y había sido picado anteriormente, sin graves consecuencias. El camarero del bar donde la víctima acudía habitualmente comentó que los hechos ocurrieron sobre las 22.00 horas, cuando una abeja le picó cerca de la boca y a los cinco minutos decidió marcharse a su casa porque sentía una fuerte molestia y la cara se le estaba empezando a hinchar. Pero todos los parroquianos lo vieron como un suceso «sin más importancia», cuando al cabo de pocas horas se quedaron conmocionados al enterarse de que había muerto.

La homilía tuvo lugar ayer en la iglesia de Mesas de Guadalora y el cuerpo recibió sepultura en el cementerio de Palma del Río, pues los padres del fallecido estaban enterrados allí también.