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El descarrilamiento del idioma español

JOSÉ MEDINA PEDREGOSA

Mucho ha llovido desde que se iniciaba el proceso y alimento lingüístico al diccionario de la lengua española, es decir nuestra jerga del día a día. Poco a poco nos van llegando terminologías de otros países y mira por donde siempre son inglesas o americanas, por cierto. Nuestro idioma lo vamos poco a poco nutriendo entre los académicos, eruditos en nuestra gramática, las Reales Academias de nuestras Autonomías y lo que campechanamente se dice a personas de la calle, entre todos lo vamos deformando y cambiando con palabras venidas, como he dicho antes, de otros mundos. Como muy bien dice el paisano Antonio Villarreal «hay una invasión de anglicismos, tan grandes que en el año 2011 se dio cobijo a 222 términos extranjeros, escritos en su grafía original». Las nuevas tecnologías nos están irrumpiendo y dejando atrás términos que antes se pronunciaban en la geografía española. Fiambrera, ahora se le llama tupperware. Broker a un corredor de bolsa o parking que antes era aparcamiento y también cochera entre otras tantas palabras que se han ido filtrado en nuestro idioma español. La memez ha llegado—el tiempo lo dirá—a metas insospechadas. No hay más que ver los whastsapp, en donde los mensajes se escriben a medias o cortados, donde te quiero lo escriben t k. Si seguimos así, hablaremos como los indios.

Que conste que no estoy en desacuerdo con que se vayan incorporando —faltaría más—palabras nuevas al idioma español pero hay veces, lo creo así, que por este motivo también se podría haber insertado en este vocabulario palabras de nuestro entorno, palabras españolas y que aún se siguen escribiendo y hablando por todos los rincones de nuestra España y que no han visto su luz en la Biblia de las palabras. Hay un ejemplo visible que se pone de manifiesto en todo los partidos de fútbol: el locutor de turno ya no dice balón, pelota o como se decía antes, cuero, ahora la llaman la bola. El descarrilamiento del idioma español sigue su rumbo por engrosarle estos tecnicismos que la mayoría no los conocemos, pues solamente las conocen las propias profesiones con una actividad específica que todo el mundo no saben de estos know-how. En medicina antes a los virus se les llamaba bichitos y a un buen bistec ahora le llaman beef stak. Si estas palabras tuviesen cabeza y pies echarían calle abajo por Felipe IV de Madrid hasta el Paseo del Prado haciendo footing que, para los no iniciados, vulgarmente se le llama hacer ejercicio, es decir, correr.

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