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Villa del Río

Boda americana entre olivos cordobeses

El complejo Molino Viento acoge bodas rurales de extranjeros enamorados de España

Boda americana entre olivos cordobeses A.O.S.

A.O.S.

Hay muchos tipos de bodas. Y muchos tipos de novios. ¿Se imagina celebrar el día más importante de su vida en la cima de una finca de olivares, en un entorno rural, y al estilo “espiritual”? Se trata de bodas denominadas “simbólicas” o bodas “espirituales”, esto es, ceremonias que se realizan con el fin de dar testimonio de la unión de dos personas, pero sin tener valor ante la ley.

Aunque también se pueden hacer en conjunto con la ceremonia civil para darle validez legal. Y siempre destacan por tener un estilo muy personalizado, pudiendo ser oficiadas por cualquier persona muy cercana a los novios, e incluso un chamán si la unión requiriese algún rito mágico como el maya o el balinés. Pues ya es posible en el complejo rural Molino Viento, sito en el paraje de la Fuensanta, en plena sierra entre Montoro y Villa del Río.

Y los principales demandantes de este tipo de liturgias matrimoniales son novios de Estados Unidos. Como Caroline Meliones y Jhosep Lamber, americanos, afincados en Boston y profesores de español en su país de origen. Ellos lo tenían claro. Ya conocían la zona. Incluso tienen amistades villarrenses, por lo que decidieron sellar su amor, el pasado sábado, justo cuando el sol se perdía en el horizonte olivarero.

Y por supuesto, debido a su pasión por la cultura española, y a petición expresa de los afortunados, el banquete nupcial estuvo compuesto íntegramente por comida tradicional cordobesa y española: salmorejo cordobés, tortilla de patatas, jamón ibérico, jamón con melón, quesos, frutas, sangría, cerveza y vino. Todo con mucho sabor a español, también el hilo musical, tanto en su ceremonia “espiritual” como festiva, a cargo del grupo granadino Elsa Bhör, de rumbas, funk y latino.

El equipo del complejo rural Molino Viento, liderado por Juan Solís y su mujer, Francisca, junto a sus tres hijos, Antonia, Pedro y Francisca, consiguieron convertir la cima oleícola en un idílico entorno espiritual, con una entrada nupcial entre antorchas, flores y adornos, que tenían su fin al borde de un barranco, desde el que solo se divisaba los olivos y caseríos rurales de la zona, justo donde se ofició la ceremonia.

Incluso, se contó con la participación de Pedro Sánchez Collado, representante de autoridad del Ayuntamiento de Villa del Río, como Teniente de Alcaldía, quien agradeció a los novios la elección del enclave villarrense e hizo entrega de un diploma conmemorativo. Y es que, se está convirtiendo en tendencia que prometidos de otros países vean en Córdoba el lugar ideal para oficiar celebraciones religiosas, como nuevas experiencias vitales, familiares y turísticas inolvidables.

Tras la ceremonia, banquete y la obligada fiesta, que duró hasta altas horas de la madrugada, el descanso en las 6 casas, con un total de 35 camas, más las 20 camas supletorias añadidas por el complejo de alojamiento rural, pusieron el cierre a una jornada “espiritual” y festiva para recordar toda la vida.

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