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EL DEDO EN EL OJO

Caminante no hay camino

El socialismo se presenta como víctima a la hora de buscar las razones del paro en Andalucía pese a gobernar tres décadas

MARIO FLORES

«TODOS los caminos conducen a Roma». Tal vez sea esa la razón por la que la presidenta Susana Díaz se haya propuesto encaminar sus pasos hacia la «ciudad eterna» para explicarle al Papa Francisco las razones del «paro eterno» que azota el sur de España desde que los suyos pusieron encima sus aviesas manazas. Las razones del radical fracaso para generar puestos de trabajo seguro que tendrían que ver con los recortes del gobierno central, con el atraso que Andalucía arrastra como consecuencia de cuarenta años de franquismo (según de ocurrente modo llegó a proponer un baranda de régimen) o por culpa de las políticas neoliberales que se han impuesto en Europa (las que, precisamente, han transferido a Andalucía miles de millones de euros para la creación de empleo pero que una legión de sinvergüenzas se ocupó de hacerse con ellos para enriquecer a sindicatos, organizaciones y personas afines al socialismo andaluz).

Ya sabemos que las razones de los males de Andalucía hay que buscarlas fuera del partido que lleva gobernando nuestra autonomía desde hace más de tres décadas, como si el socialismo fuera la víctima en este asunto en lugar del verdugo que ha cortado la cabeza del progreso y la prosperidad de este trozo de España. Pero como la izquierda se encuentra blindada frente a la realidad nunca será capaz de reconocer que son, y han sido ellos, quienes se han puesto a saltar en el castillo hinchable con los bolsillos cargados de frascos de nitroglicerina. Y de ese modo han reventado la atracción hasta dejarla irreconocible, han producido daños importantes en un gran número de damnificados y han quitado la ilusión a otros muchos.

Si abandonamos la metáfora y volvemos a la realidad (esa maniobra tan complicada para la izquierda en general), podremos tomar conocimiento del desastre del «gobierno de progreso» al hacernos eco de la denuncia que recientemente ha hecho la Asociación de Ingenieros Consultores de Andalucía y el Círculo de Empresas Andaluzas de la Construcción, Consultoría y Obra Pública. Ambas se lamentan, no ya del parón de la obra pública, sino de que la administración andaluza ni siquiera se está ocupando del imprescindible mantenimiento de la red viaria y compromete la seguridad de los conductores; han llegado incluso a pedir la dimisión de la consejera responsable de este desafuero: Elena Cortés, la comunista bicicletista.

A fuer del denodado empeño que esta consejera despliega para subirnos a todos (perdón, y todas) a bordo de una bicicleta, está descuidando lo realmente importante y está liquidando miles de puestos de trabajo vinculados a las grandes infraestructuras.

Los caminos andaluces que conducen a Roma están intransitables. Susana Díaz deberá pedalear junto a Elena Cortés para llegar allí mientras silban una alegre cancioncilla para disimular. ¡Ay, esta muchachada!

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