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Guitarra cercana

LUIS MEDINA

A veces vendría bien recordar que para hacer jazz o escucharlo no sea imprescindible que el apellido del protagonista sea extranjero. La proliferación de Talleres y Escuelas de Músicos en las principales ciudades culturales van creando un tejido de músicos de notable nivel que pueden ir entrando en los principales circuitos. En ese contexto, Ximo Tébar es un veterano, una guitarra cercana. Considerado en el sector, pero sin la atención mediática de las estrellas, el valenciano es una referencia en la guitarra jazz en España. Con un sonido que guarda muchas conexiones con el blues, también armónicas en ocasiones, el concepto y la propuesta de Ximo es de alta escuela, con influencias de los más notables. Quizá la búsqueda de una aportación propia sea el caballo de batalla para la máxima consideración de este estudioso que, además de una clase magistral en el programa formativo del Festival, ha coordinado y disertado en las Jornadas de estudio que se han dedicado a Metheny.

En esa búsqueda podríamos considerar la principal hipótesis de trabajo de Tébar: El son mediterráneo. Un concepto melódico, pleno de buen gusto, con armonías de reminiscencias flamencas en ocasiones, y timbre íntimo. Desde el «Mensaje» inicial, pasando por diferentes «Steps», el concierto tuvo momentos de una cierta dulzura musical muy de agradecer mezclado con fraseos subrayados por saxo y contrabajo muy al uso del jazz fusión norteamericano, con el que ha contactado muchos años en Manhattan.

Ximo Tébar es un artista cercano, que trata con gran naturalidad la escena, acercándola al ambiente de una jam, en diálogo con un grupo de muy buenos músicos con un muy buen resultado aunque no totalmente ensamblado. Puede que la timidez de Víctor Jiménez, no habitual en la formación, tuviera que ver, aunque dejó muestras de gran potencial y de un sonido muy íntimo. Ricardo Blesa fue el sostén del grupo, con un merecido protagonismo, como en un preludio que convirtió en «Round midnight». También para improvisar junto a Jiménez el clásico de Victor Young «Stella by starlight». En la fase final pudimos volver a disfrutar de su particular visión del «Concierto de Aranjuez», que pone de manifiesto las cualidades y aptitudes estéticas del jazzista valenciano, un coleccionista de premios y, probablemente, nuestra guitarra más internacional. Una guitarra que ofreció un concierto con modesta entrada, algo corto de pegada, pero no exento de buen gusto.

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