El Papa telefonea de nuevo a las carmelitas
El Santo Padre trasladó a las monjas «un saludo cariñoso y cercano» para Lucena

El Papa Francisco volvió a enviar este sábado su «cariño, cercanía y recuerdo afectuoso» al pueblo de Lucena a través de la comunidad de clausura de las Madres Carmelitas Descalzas. El Pontífice volvió a marcar el número de teléfono del monasterio de San José a las 16.30 horas del pasado sábado y encargó a las religiosas que transmitieran sus palabras a los sacerdotes de la localidad para que éstos, a su vez, las difundieran en las diferentes eucaristías celebradas durante este fin de semana.
Iván Martín Tejada Hidalgo, capellán de las Carmelitas Descalzas, señaló ayer que las monjas le informaron de esta nueva llamada el sábado, poco después de producirse. Seguidamente, hizo partícipe del diálogo a David Aguilera Malagón, párroco de San Mateo Apóstol y vicario episcopal de la Campiña cordobesa. Ésta es la segunda ocasión en la que el Papa se pone en contacto directo con las religiosas lucentinas, tras la conversación mantenida el 31 de diciembre de pasado año, cuando el Sumo Pontífice telefoneó a la comunidad de clausura lucentina para felicitar el año Nuevo a la comunidad carmelita, cuya priora, Sor Adriana de Jesús Resucitado y otras dos compañeras, son argentinas.
Entonces el contacto dio la vuelta al mundo, por el simpático hecho de que el Papa dejase a las madres carmelitas un mensaje personal en el contestador automático en el que se preguntaba que «¿qué estarán haciendo las monjas, que no pueden atender?» y las emplazaba a un contacto posterior, que se produjo unas horas más tarde. El sonido el contestador se oyó en todas las televisiones como símbolo de la simpatía y cercanía del Obispo de roma.
Con motivo de la primera conferencia, efectuada en las últimas horas del año 2013, Sor Adriana de Jesús Resucitado, priora de la congregación, manifestó que la relación de las tres monjas argentinas que residen en la avenida de Santa Teresa de Lucena con el Papa empezó hace 15 años, cuando Jorge Mario Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires. «Siempre llamaba pidiendo oraciones y se interesaba por nosotras, aunque nunca hubo un trato directo y personal», añadió.
En aquella ocasión, el Papa Francisco insistió en trasladar mensajes de «ánimo, esperanza y alegría». «Es el mismo de siempre», afirmó Sor Adriana hace ahora ocho meses. Asimismo, declaró que «jamás pensaban» que el obispo de Roma podría llamarlas aunque sabían que «estaban en su corazón». La «alegría inmensa», tal y como calificaron el hecho sucedido en el último diciembre, se ha repetido y, de esta forma, se corrobora que Lucena permanece en la mente del Papa Francisco.
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