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DURANTE AGOSTO

Presjovem vuelve para reinventar la música

La escuela musical presenta un elenco de 47 alumnos que aprenderá gracias a reconocidos intérpretes

Presjovem vuelve para reinventar la música roldán serrano

Marta Villaseca

Disfrutar en plena naturaleza de la sierra cordobesa mientras se escuchan los acordes clásicos de la mítica canción «La tarara», es algo posible en estos días. El Castillo de Maimón (ubicado a la espalda del barrio Naranjo) acoge desde el pasado domingo y hasta finales de mes, el 31 de agosto concretamente, a un amplio grupo de jóvenes que sólo tienen un característica en común: su amor por la música. Se trata de la escuela de verano Presjovem que, tras 24 años vigente, vuelve como cada año dispuesta a formar a intérpretes de todas las edades en el arte de la música de cámara. «Tenemos que conservar esta pasión por la música clásica para hacer que los jóvenes continúen el legado», explica Rubén Fornell, el nuevo director artístico del proyecto Presjovem.

Es por ello, por lo que Fornell comenta que no hay «una edad de corte» para estar en la escuela puesto que de ser así «podríamos desperdiciar el talento de muchos genios». «Hay un niño de doce años que estoy convencido que de aquí a cinco años será conocido mundialmente», asegura el director. No obstante, no todo el mundo puede acceder a esta escuela de músicos puesto que, previamente, antes de aceptar las solicitudes de los interesados, se hizo una prueba de nivel.

El resultado de este año es un numeroso grupo de un total de 47 jóvenes músicos dispuestos a sacrificar el final de su verano por aprender de los mejores profesores. Así lo remarca Fornell, quien confiesa sentirse orgulloso de contar con colaboraciones tan importantes como la del pianista internacional Boris Berman. «Es un gran logro juntar al elenco de profesores que hemos reunido; la verdad es que es una suerte para mí y para los alumnos», confiesa el director. Y es que entre sus filas se encuentran prestigiosos músicos de la talla de Aldo Mata (madrileño y un virtuoso del violonchelo), Tibor Szász (pianista americano) o Paul Cortese (con la viola). En cuanto a la rutina diaria de estos jóvenes se anticipa con poco descanso y con mucho trabajo por delante. «Desde las 9,30 de la mañana, los alumnos están trabajando en clases individuales hastas las 14,30 horas» afirma el director artístico. Las tardes tampoco son más tranquilas puesto que desde las 17,00 horas, los aprendices tienen clase de música de cámara y con orquesta, lecciones que se prolongan hasta las 21,30 horas. «Es un planning de horas muy duro porque hay días que ellos pueden estar tocando cerca de nueve horas seguidas conmigo, cuando empecemos con la orquesta intensiva», afirma sin vacilar Fornell. Sin embargo, son horas que estos jóvenes aprovechan y disfrutan a partes iguales. Es el caso de Paula, una madrileña de tan sólo 11 años que se integra por primera vez en el grupo de Presjovem. Paula toca el piano y el violín desde los seis años. «Es la primera vez que vengo y estoy disfrutando mucho aunque sólo lleve dos días», asegura.

Como ella, son muchos los niños y niñas que desde muy pequeños decidieron que de mayor querían dedicarse a la música. «Me encantaría poder tocar en grandes conciertos», comenta Martina, que llegó el domingo desde Ciudad Real. «Mi maestra de piano me habló de esta escuela y por eso me apunté», añade la ciudadrealeña. Álvaro, de once años también está encantado con esta experiencia. Al igual que Paula, este jovencísimo músico toca el piano y el violín y asegura que el año que viene «volvería sin pensarlo». «Es un sitio muy tranquilo -continuaba Álvaro- y se está muy a gusto porque siempre, vayas por donde vayas, oyes música».

Otras de las características que Fornell destaca dentro de este nuevo encuentro es la heterogeneidad del grupo que se ha formado. «Además de que hay alumnos de todas las edades, también tenemos jóvenes de diferentes nacionalidades procedentes de Rumanía, Alemania o incluso Costa Rica», asegura el maestro.

De hecho, el caso de Estephanie (la joven de Costa Rica), el director lo recuerda con especial cariño. «Fue muy anecdótico porque esta chica se enteró gracias a Twitter de que existíamos», confiesa. «Me interesé desde un principio y María José [directora general de Presjovem] me ayudó muchísimo para llegar aquí», explica esta costarricense de 23 años. «Los profesores son muy buenos así que estoy muy cómoda y muy feliz de estar aquí», añade. Por ello, Estephanie asegura que el año que viene estaría encantada de repetir la experiencia y traer a más compañeros suyos de su país. Aunque la escuela cumple 24 años, su capacidad de reinvención es continua. Por ello, en esta edición, se incorporan nuevos cursos que se imparten por la tarde, como el de composición o el de acompañamiento vocal. Asimismo, en esta cita se incorporan tres mesas redondas abiertas tanto al público como a los alumnos. «Creía muy necesario que los jóvenes músicos pudieran tener la opinión de prestigiosos profesionales, no que sólo se queden con sus lecciones», asegura el director artístico.

Pero todos los esfuerzos son pocos para lograr que la música clásica no caiga en el olvido. Con iniciativas como la de la escuela de verano dePresjovem se apoya a los jóvenes intérpretes a que no abandonen una pasión, que si bien tiene más de 300 años, el objetivo será hacerla renacer. Fornell apunta un primer paso que será el acercamiento de las orquestas a la calle: «hay que salir de los grandes teatros». Habrá que empezar por ahí.

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