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Córdoba se reencuentra con la Vuelta

A. D. JIMÉNEZ

En un año en el que Córdoba es designada como «Ciudad Europea del Deporte» no podía faltar su cita con la Vuelta a España, un acontecimiento que va más allá de lo puramente competitivo. Porque el final de la cuarta etapa de la Vuelta 2014 supondrá de nuevo poner a la ciudad en el escaparate mundial, al poder vender sus inmejorables postales a través de monumentos y también de su cercanía con la Sierra.

De hecho, ahí discurrirá la resolución de una etapa que tiene prevista su salida a partir de las 13.20 horas de Mairena del Alcor (Sevilla), una vez que ha finalizado su particular gira la carrera por la provincia de Cádiz. Según se presenta, la primera parte de la misma tendrá un perfil llano pasando por la campiña sevillana hasta pasar por Peñaflor. A partir de entonces, localidades como Palma del Río, Posadas o Almodóvar asistirán con cercanía al discurrir de una etapa que cambiará por completo superados los 105 kilómetros de los 164 de los que consta.

A partir de entonces, la carrera se hará exigente, puesto que se deberá superar el conocido alto de San Jerónimo antes de dar un primer paso por Córdoba, donde habrá un sprint especial. Después, nuevamente subida al temido 14 por ciento antes de enfilar la meta, ubicada en el Paseo de la Victoria, uno de los enclaves más tradicionales en este tipo de acontecimientos. Según el horario previsto, la llegada oscilará entre las 17.28 y las 17.52.

Buena para las escapadas

En un principio, la etapa es propensa a las escapadas, ya sean en solitario o con pequeños grupos, ya que el tramo final hará difícil que los equipos de los esprinters puedan controlar los movimientos en la última subida. Así que en la meta se espera al trigésimo ganador de una etapa en Córdoba. De hecho, el último fue el eslovaco Peter Sagan, en la edición de 2011, con un final de etapa que podría considerarse como estándar, pero lleno de espectacularidad.

Pero el final de etapa de la Vuelta en Córdoba también obligará a que se produzcan una serie de cortes de tráfico, que comenzaron ayer con la totalidad de las avenidas del Paseo de La Victoria y República de Argentina y que finalizarán a las 23.00 horas de hoy cuando se dé por finalizado el paso de la caravana. En todo caso, se procederá a desdoblamientos, así como en la Avenida de Hiroshima y Nagasaki. Por otro lado, se habilitará la explanada cercana al Palacio de los Deportes de Vista Alegre para estacionamiento de vehículos de prensa y servicios.

Por otro lado, zonas como la Carretera de Trassierra, Ronda de Poniente, Avenida de Cádiz, Avenida del Corregidor, Puente de San Rafael, Vallellano o la Avenida del Brillante, entre otras arterias importantes, también se verán cortadas en función a lo que se precise. En sí, distintos esfuerzos que servirán para que «Córdoba se dé a conocer en todo el mundo y, especialmente, en Centroeuropa, la zona de donde viene nuestro principal flujo de visitantes», tal y como recordó el alcalde, José Antonio Nieto.

Para ver bien la Vuelta hay que subir a Arcos de la Frontera, el pueblo que para Azorín era el más bello de Andalucía. Desde ahí se descubre lo que las cámaras de televisión no aprecian: crueldad. «Ha sido una etapa cruel», cabeceaba Eusebio Unzúe, mánager del Movistar. «Todo el día entre 37 y 43 grados. Y con tres mil metros de desnivel. Nunca habíamos repartido tanta botella de agua». Por esa sed, a veinte kilómetros de Arcos, se cayeron tres de sus corredores: Malori, Castroviejo y, lo peor, Valverde. «Tengo un golpe en la espalda que me ha impedido colocarme bien para la subida final», lamentó el murciano.

En Arcos, además de agua, se repartieron también los primeros segundos de diferencia en el cara a cara entre los favoritos. «Purito», tercero tras Matthews y Martin, arañó cuatro segundos de bonificación. A siete segundos, golpe moral, apareció Valverde, líder destronado en la primera batalla de esta Vuelta. Fue una jornada de calvario. Empezó en el muelle Cádiz, en la bodega del portaaviones Juan Carlos I, y terminó en la cuesta de Arcos. La ganó el australiano Mattews, líder ya, por delante de Daniel Martin, que erró al esprintar. Martin echaba humo en la meta. También Mathews se calentó, pero de euforia: «No puedo pedir más. Etapa y general. Adoro España. Adoro la Vuelta».

Con la misma temperatura anímica estaba el tercero, «Purito», feliz por los cuatro segundos de bonificación. También se calentó Contador, encendido en toda la subida final, pero sin «punch». En Arcos se vio lo que se sabía: ha venido a por la Vuelta. Y más caliente aún iba para el autobús el más perjudicado, Valverde, que cedió el liderato.

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