VACACIONES EN PAZ
Un verano repleto de experiencias
El grupo de 136 niños saharauis se despidió ayer en El Arenal de sus familias de acogida desde junio

Si por algo se caracterizan las despedidas es por ser difíciles. En ellas, la madurez juega un papel muy importante y, en ocasiones, hasta admirable. Y más si a lo que toca decir adiós es un niño que, durante todo el verano, se ha convertido en un miembro más de la familia. La explanada de El Arenal fue ayer el escenario para la partida del grupo de niños saharauis que llegaron a Córdoba el pasado mes de junio para pasar unas vacaciones con su familia de acogida. Sin embargo, lejos de sentirse tristes, se mostraban contentos porque, a fin de cuentas, «el campamento se había acabado y volvían a casa». «Tengo ganas de ver a mi madre», aseguraba Mohamed, uno de los niños saharauis.
Quizás el papel más duro lo encarnaban los «padres» de dos meses. Este era el caso de Ángela Aguilera que por tercer año consecutivo, acogía a Shidadme. «Es un sentimiento mezclado entre felicidad y tristeza pero, sin duda, merece la pena poder ayudar a estos niños», aseguraba esta madre.
En cuanto a la rutina de los niños, todas las familias coincidían al admitir que «se trata de un proceso de adaptación tanto para ellos como para nosotros». «Recuerdo que la primera vez que vino el mío, creíamos que tenía un problema porque no sabía ni subir las escaleras», señalaba Isabel María Luna, vecina de Villanueva. No obstante, a las dos semanas los niños se convierten en otros cordobeses más y disfrutan del entorno que les acoge. «De Córdoba me gusta todo y quiero volver el año que viene si puedo», afirmaba Shidadme. No obstante, aunque este verano han sido 136 niños los que han venido, la cifra ha descendido con respecto a años anteriores. Así lo aseguraba Antonio Palma, vocal de Vacaciones en Paz.
En definitiva, aunque las lágrimas hicieron acto de presencia en esta despedida, pesaban más las experiencias vividas durantes estos dos últimos meses. «Es un intercambio de cultura que nos beneficia tanto a los padres de acogida como a los niños», señalaba una de las madres de acogida.
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