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EL ESTILITA

Viana no es Viena

Cajasur tendría que estar en la Orquesta de Córdoba por la misma razón que Kutxa está en el Orfeón Donostiarra

JAVIER TAFUR

HE aquí las orquestas públicas andaluzas: Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, Orquesta Filarmonía de Málaga, Orquesta Ciudad de Granada y Orquesta de Córdoba. De las cuatro la nuestra es la que tiene el nombre más corto. Es natural que sea la más recortada. Ya se que no podemos compararnos con los sevillanos, que estarán deseando que la suya cumpla el siglo para añadirle lo de centenaria, como si se tratase de una cofradía; ni con los malagueños, tan cosmopolitas, que han sabido darle un toque a la berlinesa; ni siquiera con los granadinos, que haciendo gala de la ciudad han conseguido el patronazgo pleno de la Diputación Provincial, tal vez porque la mayoría de sus pueblos se apiñen en torno a la capital. Pero aún así, podríamos ser de vez en cuando un poco menos sobrios, entre otras razones para no tener luego que ser tan estoicos, disimulando sin un gesto nuestras miserias.

Porque lo cierto es que la situación de la orquesta cordobesa es casi de finiquito. En parte debido a que los sucesivos gerentes han dado poco resultado en lo que les compete. El primero era político, de IU-CA, veinte años estuvo, y ya se sabe, veinte años no son nada, ni aquí ni en Cuba. El segundo, en cambio, era un experto gestor independiente —o eso dijeron—, al menos salió por pies en cuanto pudo encontrar otro trabajo. Y el tercero vuelve a surgir de la política, en este caso del PSOE, acaso para cerrar el ciclo y limitarse a representar los intereses de la Junta de Andalucía, que no deben pasar por mantener la orquesta de un ayuntamiento popular. Lo reconoce implícitamente la delegada de Cultura cuando, al confirmar la progresiva rebaja de la aportación juntera, pasa la pelota de la financiación al Ayuntamiento, retándole a que aumente su contribución por encima de la propia. El muerto es tuyo, parece que le dice Manuela a José Antonio. Y es verdad . Cada ciudad tiene que saber lo que es capaz de sostener, ya sea una orquesta, un centro de congresos o una universidad. A despecho, por supuesto, de la comunidad autónoma, que siempre es un intermediario bilioso entre el Estado y la administración local. Sevilla lo ha hecho, pero Sevilla es mucha Sevilla. Córdoba es lo que es: un pleito entre una Virgen y un caimán, o sea, un disparate. Visto lo cual, si yo fuera el director de la orquesta andaría ensayando un programa de marchas fúnebres para el 2015...

Queda la esperanza de la ley de mecenazgo, esa que tanto aplaza el consejero Luciano, al que, curiosamente, no se le alarga la nariz por mentir, sino que se le ensancha. Aunque no me creo que, ni en la mejor de las ilusiones posibles, pudiéramos ver a los empresarios cordobeses dando un duro por otra música que no fuera la de sus bodas. Y para que hablar de los bancos. Supongo que Cajasur tendría que estar en la Orquesta de Córdoba por la misma razón que Kutxa está en el Orfeón Donostiarra, si bien habría que explicarles a los vascos de aquí que Viana no es Viena...

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