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EL PESO DE LA LEY RECAERÁ SOBRE PUJOL

Resulta incomprensiblemente cínica la actitud del PSOE: en lugar de reprochar sin tibieza a Pujol, culpó indirectamente al Gobierno de las supuestas ilegalidades cometidas

LAS disculpas y el reconocimiento de Jordi Pujol sobre la ocultación a Hacienda de una parte de su patrimonio durante más de treinta años no le servirán de nada, ya que el expresidente de la Generalitat de Cataluña deberá enfrentarse, al igual que hace el resto de españoles, a la acción de la Justicia y al cumplimiento estricto de la ley, tal y como estipula el Estado de Derecho. Durante su comparecencia ayer en el Congreso, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, arremetió sin ambages contra la escandalosa «clandestinidad fiscal» de Pujol, reiterando que el Gobierno, a través de Hacienda y la Abogacía General del Estado, llegará «hasta el final» para dilucidar el origen de la ingente fortuna acumulada por el clan, ahora bajo investigación judicial, con el fin de aplicar las sanciones que correspondan y depurar las responsabilidades civiles y penales que sean pertinentes. Si Pujol pensaba que con su confesión hacía «borrón y cuenta nueva, se equivocaba», aseveró el ministro. «Nada ni nadie» quedarán impunes, ya que es uno de los mayores casos de fraude fiscal de la historia de España y, de hecho, Hacienda sospecha que podría haber cometido varios delitos.

Asimismo, más allá de estas presuntas irregularidades, el comportamiento mostrado por el expresidente catalán es, simplemente, vergonzoso e indecente. En primer lugar, porque su particular «mea culpa» no responde a un súbito e inesperado acto de contrición y arrepentimiento, sino a un calculado movimiento de su defensa para evitar males mayores tras verse cercado por las investigaciones de Hacienda. La prueba más palmaria de su desfachatez es que –según alegó el propio Pujol– no encontró el momento «adecuado» para declarar dichos fondos, pese a haber transcurrido 34 años. Además, por si fuera poco, todavía no ha devuelto el dinero a la Agencia Tributaria y nada indica que tenga intención de hacerlo, más bien al contrario, ya que su objetivo es blindar el resto de sus cuentas en el extranjero poniendo todo tipo de trabas a la investigación judicial. Y, por último, porque Pujol no ha dudado en envolverse con la bandera independentista para tapar sus miserias.

Por otro lado, dada la gravedad del caso, resulta incomprensible la actitud mostrada por el PSOE, ya que, en lugar de reprobar sin tibieza a Pujol, aprovechó la comparecencia de Montoro para culpar de forma indirecta al Gobierno de las supuestas ilegalidades cometidas, empleando como ariete la regularización fiscal aprobada en 2012, pese a que el expresidente catalán no se acogió a este proceso y a que los socialistas aplicaron esta misma medida en 1984 y 1991. Y ello, sin olvidar que de estos 34 años de ocultación tributaria, Hacienda ha estado un total de 22 bajo el mando del PSOE, casi duplicando el período de gestión del PP.

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