Ni vetado ni apto para el baño
La muerte del joven que se ahogó en el Guadalquivir el pasado lunes ha puesto las miras en la necesidad de adoptar algún tipo de medidas para evitar nuevas tragedias

Cuentan los cordobeses de generaciones pasadas que en sus «tiempos mozos» toda la ciudad se bañaba en el Guadalquivir. Y, si bien con el paso de los años esa costumbre popular ha mermado, todavía son muchos los que no temen darse un chapuzón en el cauce del antiguo Betis. Sin embargo, el peligro que entraña la espina dorsal de la red fluvial de la provincia se ha puesto de manifiesto esta misma semana, con la muerte de un joven de 21 años, que falleció ahogado tras ser arrastrado por la fuerte corriente.
A pesar de ello, darse un chapuzón no está prohibido. No existe normativa alguna que vete sumergirse en el Guadalquivir. Según la Confederación Hidrográfica, «no se necesita autorización alguna para ello, aunque eso no quiere decir que el río sea apto para el baño. No está sometido a inspecciones periódicas visuales y tomas de muestras de agua, ni tampoco existen medidas de seguridad».
Son pocas las voces proclives a buscar una solución a base de restricciones, si bien la mayoría de las opiniones apuestan por adoptar algún tipo de mecanismo que, de alguna manera, ponga en sobreaviso a los más avezados, para que tengan en cuenta los peligros del caudal.
Así lo considera el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado, que señaló que «todo el mundo sabe que es arriesgado bañarse, no sólo por la corriente, sino también por motivos de salubridad. No obstante, convendría recordar a los ciudadanos estos extremos tras la tragedia que hemos vivido esta semana».
En este sentido, el representante gubernamental señaló que Ayuntamiento, Junta de Andalucía y Confederación tendrían que llegar a un acuerdo para, de alguna manera, prevenir más tragedias de este tipo.
«Quizá habría que colocar algún tipo de aviso, carteles, aunque, insisto, la gente está concienciada al respecto. Por ello, lo fundamental es hacer un llamamiento a la sensatez», manifestó Primo Jurado.
No ocurre lo mismo en otras provincias, como Sevilla, donde el baño en el Guadalquivir a su paso por la capital hispalense está terminantemente prohibido y hay sanciones que pueden alcanzar los 300 euros. En este caso, el riesgo radica en su elevada peligrosidad, por un lado, y por el estado de contaminación que presenta, por otro. Se trata de un río con fuertes corrientes internas y con mucha maleza en el fondo, también en la zona más cercana a las orillas, lo que hace fácil que los nadadores puedan engancharse y no puedan salir. Además, hay muchos juncos, raíces de árboles y basura en el fondo, que además es fangoso y no permite impulsarse.
Para el Sindicato Independiente de Policía Local y Bomberos de Córdoba, Sipl-B, la realidad de la ciudad es muy distinta a la que vive la ciudad de la Torre del Oro. «Los incidentes graves que se han registrado son puntuales, es decir, que nuestra situación es diferente. Aquí no se hace un uso del río al mismo nivel que en Sevilla, donde sí existen muchas zonas de ocio junto al Guadalquivir».
En este sentido, desde este colectivo consideran que «si hiciéramos más actividades vinculadas al río, quizá sí que sería necesario establecer algún tipo de regulación, alguna normativa para evitar incidentes». Además, «no se trata de prohibir sin más. Para ello, sería necesario contar con más medios de control, aunque, insisto, por lo general, la gente en Córdoba le tiene mucho respeto al río».
Precisamente en Sevilla, la Autoridad Portuaria reconoce la imposibilidad de patrullar por el río para localizar zonas que utilizadas para el baño con riesgo. Y es que, aunque se quisiera, el Guadalquivir no se puede vallar.
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