El templo de San Roque recupera su portada histórica

La piedra que hoy se ve en muchas iglesias antiguas no fue siempre la estampa que presentaron. La cal estuvo encima del material en muchas ocasiones, ya fuera por estética o por su carácter antiséptico, que evitaba la propagación de enfermedades. Cada cierto tiempo, unas obras de restauración dejan a la vista elementos que permanecían ocultos bajo la pintura.

La última ha sido la iglesia de San Roque, en la calle Buen Pastor, que ha visto aflorar su portada original del siglo XVI, en estilo entre el gótico flamígero y el renacentista, y que permanecía oculta tras una capa de pintura. La parroquia de la Trinidad, a la que pertenece esta pequeña iglesia, había emprendido unas obras en la fachada que han dado este resultado. Hasta el momento, la iglesia estaba pintada de amarillo, y la portada estaba apenas delimitada por algunas señales en otros tonos. Ahora está a la vista toda la piedra, con ornamentación típica de su época.

También ha salido a la luz una hornacina, que debió de cobijar a alguna pequeña imagen en el pasado, posiblemente el titular del templo. Hasta el momento estaba tapada por un azulejo, que ahora se ha retirado. También están en el color de la piedra los dos escudos que rematan las columnas que enmarcan las puertas del templo.

Se trata de una recuperación de gran calado para un templo que muestra huellas de un pasado muy rico. La iglesia de San Roque la fundó en 1586 San Juan de la Cruz y fue la primera de carmelitas descalzos en la ciudad. La orden se marcharía después a San Cayetano, entonces a extramuros, y el templo pasó por distintas manos. En las últimas décadas se conocía como del Buen Pastor, y estaba en manos de una orden femenina. En el siglo XXI recuperó su nombre.

También recupera su color original una pequeña portada lateral, en el mismo estilo, donde está la placa que recuerda la presencia allí del autor del «Cántico espiritual».