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Málaga, «atracada»

MARÍA JOSÉ GARDE

La llegada del mayor crucero del mundo, una auténtica ciudad flotante, revolucionó ayer la capital malagueña

Poco antes del amanecer, el «Oasis of the Seas» hacía su entrada en la bocana del puerto de Málaga, donde quedaba atracado sobre las 7,30 de la mañana, trastocando durante todo el día la normalidad de la ciudad. No era un visitante cualquiera, sino el mayor buque de pasajeros del mundo; una ciudad flotante de 255.000 toneladas y 7.000 personas a bordo, esperada por políticos locales y comerciantes, confiados estos últimos en hacer caja en un día laborable.

El recinto portuario se llenó de curiosos desde primeras horas de la mañana, que inmortalizaban el barco apostado en el muelle 1. Pasadas las ocho desembarcaban los primeros turistas, —se calcula que la mayoría de los casi 5.000 cruceristas— en su mayoría norteamericanos, a los que era fácil identificar por sus bermudas y gorras. Un millar de ellos se subió a uno de los más de cincuenta autobuses que los trasladaron fuera de la capital.

Los que decidieron callejear por el centro de Málaga se toparon en la calle Alcazabilla con un «photocall» dispuesto por el Ayuntamiento con dos azafatas ataviadas con trajes de gitana, que les daba la bienvenida a la ciudad. En la plaza de la Constitución pudieron disfrutar de un espectáculo flamenco, mientras muchos se dejaban caer en el entorno de los edificios más emblemáticos, como la catedral, o visitaban de forma apresurada los museos. «Siempre se nota la llegada de cruceristas», afirmaban en una de las pinacotecas.

En el comercio local, división de opiniones. Algunos bares abrieron antes de tiempo y otros apenas notaron la presencia de más turistas. «Es sorprendente, pero tenemos menos gente. Se han ido todos a ver el barco», se quejaba uno de los camareros del céntrico Café Madrid. En el restaurante Chinitas, otro punto típico del centro, admiten que ayer fue un gran día. Quienes no estaban tan contentos eran los taxistas apostados en la céntrica Molina Larios, que veían pasar de largo las hileras de visitantes de entrada o salida al puerto. «Aquí no tocamos pelo», se lamentaba Eusebio.

«Más multitudinario»

Siempre que llega por primera vez un barco a la ciudad, las autoridades locales ofrecen a la tripulación un recuerdo, en este caso una metopa, que entregó el alcalde, Francisco de la Torre, al capitán del barco. Pero en esta ocasión el recibimiento fue «más multitudinario» que otras veces, con presencia de políticos de todas las administraciones. Nadie quiso perderse la visita.

Málaga era la primera parada del crucero, procedente de Fort Lauderdale (Miami) y el primer puerto europeo que visitaba en esta travesía. El barco permaneció en la ciudad doce horas y tiene previsto volver el próximo día 25.Para la concejala de Turismo de la ciudad, Gemma del Corral, el buque «es un espectáculo en sí mismo», y su llegada un acontecimiento que resulta «muy importante para la ciudad».

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