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Se apaga el alma comercial de la zona centro

El fin del «decreto Boyer» y el alquiler de renta baja el próximo 1 de enero pone en peligro la continuidad de establecimientos de «toda la vida»

Se apaga el alma comercial de la zona centro ARCHIVO

J. M. C.

La juguetería «Los Guillermos» ha sido de las primeras tiendas de Córdoba que ha notado el efecto del final del «decreto Boyer» en sus carnes y ahora va a tener que cambiar de aires dejando huérfana de intrahistoria a la calle Gondomar, donde prácticamente ya no queda ningún establecimiento de los de más tradición. Pero no es el único. En el centro de la ciudad funcionan un buen puñado de negocios que todavía se rigen por el llamado alquiler de renta antigua y que, a partir del 1 de enero de 2015 —fecha en que deja de estar en vigor el decreto del ministro socialista Miguel Boyer, por el que se prorrogaba en 20 años la vigencia de esos alquileres baratos— podrían no poder asumir una subida drástica.

Algunos son también establecimientos «de toda la vida» y que están grabados en la retina del cordobés medio, como es el caso del Bar Correo, en Jesús y María, o de la heladería-cafetería David Rico, en las Tendillas. Ambos se encuentran a la espera de que el dueño, que recientemente ha adquirido a Cajamar la totalidad del edificio donde están ubicados, les cite.

Concretamente, el caso de David Rico, que acaba de cumplir 76 años de existencia, se sabrá la próxima semana. Su dueña, Pura Torres, fue muy sincera sobre el futuro de este establecimiento que en la zona de las Tendillas da trabajo a cinco personas. «No sabemos nada», pero su mantenimiento dependerá muy mucho de lo que suba el alquiler.

El problema no es sólo el dinero de más que tengan que abonar mensualmente. El verdadero escollo está en saber si va a merecer la pena mantener el negocio en el Centro. «Cada vez viene menos gente por esta zona de la ciudad y todo apunta a que se va a llenar de franquicias que más de uno empezamos a sospechar que sirven para blanquear dinero, porque las hay que no tienen ni un cliente y sus dependientes cobran religiosamente cada mes», apuntó.

Con su punto de vista coincide claramente el tabernero Manuel Carrasco del mítico Bar Correo, que lleva abierto la friolera de 83 años ofreciendo cañas y tapas frías a propios y extraños. «Estoy pendiente de hablar con este hombre y ya veremos». Ese condicional implica muchas posibilidades, desde la imposibilidad de poder pagar el incremento de actualización de la renta hasta el hecho de que no le merezca la pena, «porque el Centro se está quedando vacío», pasando por las condiciones del nuevo contrato.

Haciendo cábalas

«Puede ser por un año, por seis meses o dejármelo en cinco años, pero con la incertidumbre de saber si puedo hacer frente a ese gasto en todo ese tiempo... Se trata de hacer cábalas, pensarlo mucho y tomar una decisión», comentó Manuel Carrasco.

De esta situación culpa en parte a la «deslealtad» del Ayuntamiento, que no sólo ha «cortado de raíz dos líneas de autobús que traían muchos visitantes a la zona», sino que además «permite una competencia que nos está dejando secos». Se refiere a los establecimientos regentados por súbditos chinos y a supermercados que cierran más tarde y que se dedican a vender cerveza, a «particulares que en plena Semana Santa sacan a la calle mesas con bocadillos y bebida a vender a los turistas» o a una «extraña protección policial en las Cruces».

Por ello, «de aquí a cuatro o cinco años, estas calles peatonales van a estar tomadas únicamente por franquicias, que les da igual mantenerse un año y dejarlo o el tiempo que crean conveniente», se lamentó.

Eso implicaría que las tiendas que tienen una clientela de amigos y vecinos, en las que no sólo se compra, sino que se charla y se dan noticias unos a otros, pueden desaparecer del todo. «El centro se quedaría sin su alma», resumió Pura Torres.

No lejos de allí hay ejemplos que pueden poner sobreaviso de lo que está por venir. En Pañerías Modernas, por ejemplo, la renta se ha triplicado, a pesar de que la época de crisis se mantiene y las ventas no son abundantes.

Otros, como la heladería La Flor de Levante (las Tendillas), Confecciones Salcedo (Concepción), la Relojería Suiza (Claudio Marcelo) o Calzados Toril (San Miguel) también se han puesto al día y respiran algo más aliviados, aunque muchos hubieran preferido «algo de comprensión por parte del Gobierno para prorrogar la Ley hasta salir de la crisis». Otros casos, como la tienda de ropa Rafael Millán, junto a San Nicolás, ya ha anunciado a sus dependientes que va a cerrar en breve, y muy probablemente la culpa sea de una subida en el alquiler.

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