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Rossi renace, Márquez cae

LAURA MARTA

Había avisado que los 35 años solo los reflejaba su carné de conducir. No su cabeza, ni sus piernas, ni mucho menos su pilotaje: ocho podios –cuatro segundos y cuatro terceros puestos– en doce carreras. Números para una resurrección que ha confirmado en Misano, en casa, ante los suyos. Una victoria reivindicativa para un campeón infinito. Valentino Rossi.

San Marino no aceptó guiones preestablecidos: las caídas serían protagonistas el viernes, el sol brillaría a plomo el sábado y el domingo, Jorge Lorenzo se ganaría la «pole» y Marc Márquez sería relegado por Rossi y Andrea Iannone a la segunda línea de salida. Mantuvo la dinámica de que las Yamaha tienen mejor ritmo en este circuito, casi un jardín para el siete veces campeón del mundo de MotoGP. Y así se mostró en la salida. Lorenzo se lanzó al vacío, aunque con la rémora de que su neumático delantero –fue el único que eligió el duro– le quitaría velocidad conforme se acumulara el cansancio. Rossi le fue a la zaga. Un listísimo Márquez adelantó por fuera para plantarse tras ellos. Pedrosa quedó encerrado entre las Ducati, y poco pudo pelear por el podio.

Consciente del escenario, de quienes le impulsaban desde el taller y de quienes le alentaban desde una grada por completo rendida al amarillo, Rossi se animó. Recordó los mejores momentos de su carrera y, con más hambre que nunca, quiso comerse su propia historia. Entabló una emocionante conversación con Márquez, pero esta vez fue el veterano piloto el que le devolvía cada golpe. Siguió el diálogo con Lorenzo, que cedió ante las siete coronas que preceden a su compañero de equipo, y a la errónea decisión de la goma dura. Líder de la carrera desde entonces, pero acosado por Márquez, se vio libre de toda marca en la décima vuelta: el de Honda se fue al suelo. Un rasguño en la moto y en el mono. Insuficiente para abandonar, suficiente para relegarlo a la última plaza y obligarlo a remontar. Apenas subió cinco puestos, un punto como recompensa para un líder del Mundial que ahora ya sí, tratará de apaciguar las ansias de ganar por asegurar el título. «Fue un error», reconoció.

Con nueve coronas en toda su carrera Rossi se dirigía hacia un nuevo triunfo, una portada más, una reivindicación de todo lo que fue y todo lo que es, una promesa de que todavía quiere y sabe disfrutar en la moto. Lo celebró la grada, su gente, él. Como si fuera la primera vez. Fue la primera, en 2014, como hace quince meses logró la primera, y única, en Assen. «Esta es mejor. He soñado que ganaba. En una carrera son tantas cosas las que pueden fallar que hemos dado el máximo sin errores. Podemos aspirar a luchar con Pedrosa por la segunda posición e intentar hacer más carreras bonitas –disfrutaba el italiano–, pero Márquez es inalcanzable». Siete títulos en MotoGP, 308 grandes premios, 192 podios, 107 victorias, más de 5.000 puntos, 35 años de Valentino Rossi.

Tito Rabat, meticuloso, paciente y concentrado, volvió a aguantar el mejor tirón inicial de su compañero de equipo Mika Kallio, para aprovechar su bajón físico a mitad de carrera y confirmar que cada vez es más líder con su tercera victoria consecutiva en Moto2. También entre compañeros se dilucidó la victoria en Moto3: fue Álex Rins el que logró un apretadísimo triunfo en la misma línea de meta sobre Álex Márquez.

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