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PUNTO DE MIRA

La montería es de todos

Las inspecciones a las rehalas abren una crisis que debe zanjarse con diálogo y con la unión de todos los cazadores

FRANCISCO BELTRÁN

«SIN rehala no hay montería». La frase en cuestión quedará en los anales de la Cinegética patria como aquella reseñada en el prólogo de «Veinte años de Caza Mayor», del conde de Yebes, y cuyo autor fue el insigne filósofo José Ortega y Gasset, y que decía «cazar no es matar». «Sin rehala no hay montería...» se ha repetido hasta la saciedad en los últimos meses por los rehaleros, que se sienten injustamente tratado por las Administraciones públicas, y más concretamente por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Las inspecciones en las monterías, iniciadas el año pasado, supusieron una actuación precipitada, sin previo aviso y dirigidas hacia un sector desprotegido; pero, ojo, legítimas.

Los rehaleros, ante esta actuación, contestaron haciendo frente común a lo que consideraron una agresión en toda regla. Hasta ahora, unos y otros han sido incapaces de sentarse frente a frente y resolver el conflicto desatado.

No hay dos rehalas iguales y, por tanto, no sólo hay una única solución al problema. A título de ejemplo, no es lo mismo una rehala norteña, que sólo participa en jornadas de caza en los que no hay actividad económica, que el propietario de centenares de perros, que alquila sus servicios en cercones de jabalíes en cuyas monterías los asistentes pagan importantes cantidades monetarias. Ambos son rehalas, pero con una problemática totalmente diferente.

A esto se suma la personalización que ha hecho de la Montería Española la representación de las rehalas y de la que, por desgracia, discrepamos. Efectivamente, «…sin rehalas no hay monterías…». Pero la montería no sólo son las rehalas, sino también los postores, los guías, los arrieros, los monteros, los organizadores, los propietarios...

La rehala es parte indispensable y, si me apuran, la más importante de la montería; pero ¡ay!, no es la única. Por ello el mundo de la rehala debe ser consciente de ello y no caminar en solitario. Cierto que ha sido un sector tratado con injusticia en los últimos tiempos, y debe reivindicar su papel fundamental; pero también la rehala tiene una responsabilidad muy importante hacia la montería.

Por ello, desde nuestra modesta opinión, abogamos por el diálogo. No hay una única solución al problema de las rehalas, porque, aunque pese, «…sin monterías, tampoco hay rehalas…»

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