Hazte premium Hazte premium

VERSO SUELTO

ABORTO BLANCO

LUIS MIRANDA

En Córdoba se escribió el guión a lápiz para la película de una claudicación deshonrosa

VUELA por los rincones políticos el tópico manoseado de que Córdoba ha funcionado como laboratorio de experimentos pioneros; un tubo de ensayo bonito y no demasiado comprometido en el que hacer pactos aventurados y mixturas medio pragmáticas medio delirantes. Si salía mal, el daño a la ciudad no le iba a pesar a nadie; si salía bien, o a los avispados inventores les parecía que valía la pena, la maqueta a escala ya podía llevarse a una ciudad más grande o a una autonomía, y por ahí queda la memoria de aquellos pactos de perdedores que, siempre por los pelos, arañaban bastones de mando que sus nuevas dueñas tomaban como si les hubieran votado hasta los fantasmas de la Noreña.

Hace más de cinco años nadie lo sabía, pero Córdoba también era una probeta, el guión a lápiz de una película que luego pasarían como gran producción, con distintos actores, a veces opuestos, pero en esencia igual. Hoy nadie se acuerda, ni aquellos que en teoría no tendrán que haber cambiado de postura, pero en la Cuaresma de 2009 las cofradías se levantaron contra la Ley del Aborto y se les ocurrió mostrar su repulsa contra aquel disparate con un lazo blanco. En Córdoba reinaba entonces una alcaldesa a la que le decían marca blanca, que había llegado de pacto en pacto al despacho y que estaba a punto de irse a un partido distinto. Cuando se enteró de aquella insubordinación monumental actuó según unos manuales que la política tiene desde los tiempos de la escritura cuneiforme: amenazó con azuzar al tigre al que ella misma daba de comer y se ofreció para apaciguarlo si se retiraba el signo infamante de que alguien disentía de una verdad oficial.

El lazo blanco no estuvo en ninguna cruz de guía ni en el primer varal de paso de palio alguno, pero sí se lo pusieron, y lo siguen llevando en la coherencia de los que piensan por sí mismos, Javier Tafur en su memorable pregón de la Semana Santa de ese año y Javier Romero en su magistral lección de esencia de cada Domingo de Ramos ante el Cristo de las Penas. También lo pasearon unos concejales entonces de la oposición cuando pensaban que les iba a dar votos y antes de creer que quitar la famosa ley les iba a quitar demasiados.

A provincias llega poco de los despachos de aquel pequeño Madrid del poder del que hablaba Javier Cercas, pero he leído ya que esta claudicación deshonrosa que consagrará la ley de Bibiana Aído, y su doctrina de que abortar es un derecho tan sagrado como inflarse los pechos con silicona, tiene el respaldo decisivo de una vicepresidenta que también parece funcionar como marca blanca, como una gestora sin ideología, o con el manual de llegar al poder y hacer méritos ante la gente para quedarse. Apenas tengo razones para adherirme a la teoría, porque tendrá el consentimiento de su jefe. La historia me suena y me temo que el final de tanta presunta inocuidad no puede ser bueno, aunque lo bendigan los que hablan de atajos políticos y argumentarios y nunca de valores ni integridad personal.

En algo sí tengo más sospechas, y fue al ver las siniestras manifestaciones festivas del fin de semana con sus comitivas llena de siglas. Aquel no era el clamor de la calle: era la parranda de asociaciones y sindicatos que sin subvenciones no tendrían ni para pagar un boli. Como pasaba con Rosa Aguilar cuando amagaba con soltar a la fiera, en España todos somos abortistas, pagamos las pancartas y los altavoces y creemos que la Ley de Violencia de Género no es una broma delirante. No se me inquieten los que echen en falta más libre mercado: en Córdoba primero y en España luego, el consenso se paga, se compra y se cotiza.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación