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ÉBOLA: DEL DESCONCIERTO A LA EFICACIA

La decisión del Gobierno de crear un comité de expertos con un único portavoz médico ha conseguido profesionalizar la información, retirar a los políticos del foco mediático y dar serenidad a la opinión pública

LAS esperanzadoras noticias sobre la evolución de Teresa Romero son una invitación al sosiego en el debate sobre la gestión política de su contagio, después de dos semanas intensas para el Gobierno, la opinión pública y los profesionales de la sanidad. La mejora de Romero se debe a la dedicación de los mejores recursos humanos y materiales de la sanidad pública, de los que hay que dar noticia, aunque parezca innecesario, porque muchas críticas al Gobierno han difundido la imagen de un país sin infraestructuras sanitarias adecuadas para responder al primer y único –hasta el momento– caso de contagio interno de ébola. Las comparaciones con Estados Unidos se han venido abajo en apenas setenta y dos horas. Los que señalaban como modélicos los niveles de seguridad en los protocolos estadounidenses se ven desmentidos con dos casos seguidos de contagio de dos enfermeros que trataron al paciente fallecido en Texas. Las reacciones a estos contagios –protestas por falta de formación, demandas de mayor seguridad– han sido similares a las que se han producido en España. No es un consuelo compartir problemas con la primera potencia del mundo, pero confirma que hay determinados riesgos que no siempre es posible conjurar absolutamente.

La decisión del Gobierno de crear un comité de expertos con un único portavoz médico ha conseguido profesionalizar la información, retirar a los políticos del foco mediático –ahorrándoles más oportunidades de exhibir su incompetencia o su locuacidad– y dar serenidad a la opinión pública. Aunque un poco tarde, el acierto del Ejecutivo es evidente y quizá esto explique que el PSOE arrecie ahora sus críticas contra el presidente del Gobierno, dando por amortizada a la ministra de Sanidad, Ana Mato. El líder socialista, Pedro Sánchez, ha puesto fin a su tregua institucional desplegando en la sesión de control parlamentario de ayer una batería de ataques desproporcionados y, sobre todo, extemporáneos contra Mariano Rajoy. El PSOE no quiere que Rajoy encauce este problema del contagio de Teresa Romero sin desgastar su figura política. Entretanto, el campo de batalla contra el ébola sigue creciendo en África ante la pasividad de la mayor parte de la comunidad internacional. Al margen de los misioneros y las ONG desplegados en el terreno, solo Estados Unidos ha decidido tomar cartas directas en el asunto, enviando militares a la zona. Los aliados se reconocen en el apoyo que se prestan en las situaciones comprometidas, y quizá por esto España no estaba ayer invitada a la videoconferencia organizada por el presidente Obama con mandatarios europeos.

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