Djukic, gusto por el ataque desde la defensa

A Miroslav Djukic se le recordará siempre por aquel penalti fallado que le costó una Liga al Deportivo. Pero la carrera del serbio es mucho más que una pena máxima errada. Lo fue dentro del campo y ahora lo es como técnico. En ese periplo como entrenador se ha incorporado hoy como míster del Córdoba CF, en sustitución de Albert Ferrer.

El conjunto blanquiverde ha fichado a un preparador con horas de vuelo en Primera División, la parte más brillante de su carrera en los banquillos, aunque también ha dirigido en Segunda.En la Liga BBVA, en concreto acumula hasta ahora 54 partidos entre las temporadas 2012/2013 (Valladolid) y 2013/2014(Valencia). De ellos, logró la victoria en 17, empató en 12 y perdió los 25 restantes. Eso significa que sumó 63 puntos de los 162 que tuvo en liza -logró el 39%-.

Pero hay que tener en cuenta las condiciones en que dirigió a los vallisoletanos y al cuadro che. En la escuadra pucelana, logró el reto de salvar al Valladolid tras haberlo ascendido de Segunda -en el play-off de ascenso eliminó al Córdoba CF-. Y lo hizo con comodidad. En la capital del Turia, acabó calcinado en la jornada 16 por un club que no tiene un banquillo, sino una silla eléctrica.

Pero las cifras están muy bien para matar la espera hasta que rueda el balón. Una vez que el esférico se pone en marcha, los equipos de Djukic han demostrado querer jugar al fútbol.Cuando se incorporó al Valencia, el que entonces era su director deportivo, Braulio Vázquez, llegó a decir que el Valladolid del serbio en Segunda «parecía el Barcelona»; o sea, el culmen del fútbol de toque. Añadía que, luego, en Primera «ya no fue tan vistoso, pero sí igual de práctico». «Este entrenador quiere tener el balón», concluía.

Pero eso no significa ni mucho menos una apuesta suicida. El nuevo entrenador del Córdoba CF es el primero que señala que «prefiero que mi equipo apriete al rival arriba». Y no lo dice sólo él. Cuando se fue del Valladolid en el verano de 2013 el centrocampista pucelano Álvaro Rubio esbozaba las claves del «método Djukic»: «La defensa es muy importante para él. Todo empieza ahí, a pesar de ser muy ofensivo». El sistema más habitual en él es un 4-2-3-1, que sirve a esa idea de dar salida al balón desde atrás a través de los centrales.

Y aunque no se vea en ninguna estadística, otro elemento clave es la motivación que imprime a sus jugadores, intentando convencerles siempre de sus posibilidades. Además, de, como recuerdan en Valladolid, ser un obseso y repetirlo todo hasta que se automatiza.