Africano

HE tenido conocimiento de que se ha celebrado o se estará celebrando hasta el final del siglo XXI un Festival de Cine Africano en nuestra capital. Me han mandado del orden de tres notas de prensa del mismo por correo electrónico. Cada 4 minutos. Por lo que sospeché que la actividad del Festival de Cine Africano debe ser frenética o el gabinete de prensa del susodicho es el que padece frenetismo, palabra ésta que he propuesto mil veces a la Real Academia pero han preferido incluir antes «tuit» que la mía, que tiene más veteranía.

A lo que iba: el Festival de Cine Africano apareció el pasado fin de semana en mi arroba y todavía me asalta con actividades, proyecciones, lecturas poéticas, mesas de debate, debates en mesas, debates en barras, bares africanos, africanos en el cine, cine de barrio africano, teoría constructivista de la producción cinematográfica subsahariana, los Goya congoleños, yimkanas africanas, fiestas infantiles watusi y un largo etcétera que incluye foros sesudos en el Colegio Rey

Heredia. Al ser este un Festival Africano patrocinado por el Consistorio llamé a Capitulares para hacerles saber que él mismo pagaba parte de la sabana y los antílopes en el recinto inmatriculado por la ley Corcuera (copyrigth Ruiz Madruga), esto es, patada en la puerta y a montar una barra de bar transversal. El Gabinete de Crisis que en ese momento me atendió estaba enfrascado en la recepción de cámaras para los créditos de la nueva temporada de Juego de Tronos y en la grabación de Cuarto Milenio sobre el Expediente Marciano de Urbanismo, aportando testimonios humanos con una barra negra en los ojos para que no se reconociera ni a Luis Martín, ni a Torrico ni a nadie de los implicados en el misterio insondable, y a eso de la caída de la tarde, con brisa de poniente, un mentalista le comunicó a mi vecina Puri que me dijera, si me veía, que esas actividades en el colegio okupa eran paralelas y que el consistorio declina cualquier responsabilidad del asunto africano. Se nos debería dar la opción de declinar a los contribuyentes cualquier tipo de responsabilidad más allá de las urnas.

Los Festivales de Cine Africano y los de Artistas No Capitalistas de la Comisión se heredan de la época en la que se ataban los perros con festivales y todos nosotros vivíamos en una arcadia feliz sin recortes. Ahora ha llegado la derecha mala y nos ha recortado hasta el zumillo de los ojos. Pero debe ser en otro territorio: en Córdoba seguimos tan guapamente africanos y solidarios y de buen rollo y cultos y de postureo progre, tanto, que te la cuelan por la escuadra y pones cara de festival.

De todas maneras, mi cuenta de hotmail quiere una tregua y un análisis de la Comisión de Seguimiento del Ébola, porque toda África se me ha metido ahí.