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COFRADÍAS

Una imagen de propiedad privada

La prohermandad de Electromecánicas tendrá un nuevo titular ante la negativa del propietario a venderle el actual

Una imagen de propiedad privada VALERIO MERINO

LUIS MIRANDA

De una hermandad, de un orden religiosa, o de la Iglesia diocesana a través de la parroquia. No hay, por lo general, muchas posibilidades a la hora de pensar quién es el propietario de una imagen que recibe culto, pero hay algunos casos excepcionales.Lo ha comprobado la prohermandad del Santísimo Cristo de la Oración y Caridad, establecida en la parroquia de Electromecánicas, que ha decidido renunciar a su imagen titular por la tajante negativa de su propietario a vendérsela. La historia es larga e insólita.

La parroquia de Nuestra Señora del Rosario, que atiende a los vecinos de la zona, se edificó en 1947 costeada por la Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas (Secem), entidad que había convertido la zona en un complejo industrial donde además de las viviendas había edificios públicos, como un cuartel del Guardia Civil, entre otros. Como recordó el hermano mayor de la cofradía -con estatutos aprobados «ad experimentum» desde este año-, Rafael Dorado, hace unos veinte años se vendieron todos los edificios comunes, que compró el empresario Nicolás Moya. «Entre ellas estaban la iglesia con todo lo que tenía dentro, incluido el Cristo», explicó. De hecho, el Obispado paga un alquiler cada mes por utilizar el templo.

El Crucificado es obra de Juan de Ávalos (1911-2006), uno de los escultores más importantes del siglo XX en España, que en 1940 trabajaba en Electromecánicas y recibió el encargo de esta imagen. Andado el tiempo se crearía la prohermandad, que le saca en via crucis en la víspera del Domingo de Ramos. Dorado explicó que tras un incendio el propio Juan de Ávalos, autor de las esculturas del Valle de los Caídos, restauró al Cristo, «pocos meses antes de morir, ya con 95 años». No fue un trabajo afortunado, dio un aspecto distinto, «y la imagen antes era más dramática». Ahora se le quería dar el aspecto anterior y hacer una nueva cruz, pero se chocaba con un obstáculo: el propietario de la imagen era un particular y no era seguro invertir en una imagen que en el futuro podría retirarse del templo si su titular así lo deseaba.

«Se iniciaron conversaciones para comprarla, pero no hubo forma», se lamenta. Ante ello, el cabildo general de hermanos decidió «por unanimidad» encargar un nuevo Cristo a Pedro García Velasco para el misterio de la Conversión del Buen Ladrón. El Crucificado de Juan de Ávalos quedará en la parroquia y saldrá por última vez el próximo año. «No podemos presentarnos en la carrera oficial, y queremos que sea en 2020, con una imagen que no es nuestra», argumentó.

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