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CINE

Una cordobesa en Hollywood

La joven actriz Macarena Abad relata a ABC su día a día en Los Ángeles para lograr un lugar en el paseo de la fama

Una cordobesa en Hollywood abc

p. garcía-baquero

Macarena Abad busca estar entre los títulos de créditos del start system hollywoodiense. A sus 24 años esta cordobesa, licenciada en Comunicación Audiovisual y Arte Dramático en Madrid cogió sus maletas el último año de carrera y en sus prácticas en una agencia de actores quedó fascinada por el mundo del celuloide. A regañadientes regresó a Madrid para concluir sus estudios, un paréntesis porque en menos de un año, Los Ángeles era su nuevo hogar. Macarena asegura que se aventuró a la vida loca de artista que lleva ahora, pero que tampoco es tarea fácil. «El mundo del entretenimiento es muy complicado tanto delante como detrás de la cámara y todo se basa en a quien conozcas y en estar omnipresente. A veces soy una «transformer», de tener un evento en la playa y después ir en el coche cambiándome conduciendo camino de un festival y tener que parecer como si acabara de salir de la ducha», admite.

Entre los momentos más divertidos que vive una joven actriz que se abre camino con una agenda repleta de citas para un casting, es que siempre lleva ropa de todo tipo en el maletero de su coche. «En España sabemos más o menos qué tipo de ropa tenemos que llevar a un evento en particular, y nos resulta obvio… aquí igual ves gente de largo y otros como de picnic… es absurdo… hay que llevar el coche siempre con opciones», reconoce.

Aunque parezca que estaré todos los días de fiesta viviendo la vida de Hollywood que se vende en la tele, no es así en absoluto. De hecho, esta actriz cordobesa es consciente de que hay muchas oportunidades para todo, pero al mismo tiempo, una gran competencia.

Los castings son la rutina

«Yo estoy aquí con un objetivo muy alto y muy claro, y eso hace que siempre esté haciendo algo productivo por mi carrera y trasmita esa energía que hace que la gente quiera trabajar conmigo. Hago varios castings todas las semanas, y se han convertido en algo rutinario, no como un evento, que era como los veía cuando empecé. Me ponía histérica y no paraba de pensar en el casting hasta que pasaban mínimo dos semanas… ¿Para qué? Para que no me llamaran después y no me dieran ni las gracias», admite esta joven actriz. Ahora, ha cambiado la mentalidad y ha sido, según ella misma cuenta un «gustazo».

Macarena recuerda cómo tuvo la suerte de que en el primer casting que hizo en Los Ángeles la seleccionaran por lo que estuvo actuando en un «show case» por seis semanas, y además fue premiado. Se trató, sin duda, en palabras de la cordobesa, «de una gran experiencia que me dio gran confianza porque yo pensaba que había sido el peor casting que había hecho en mi vida».

Para ella, recién llegada a la costa californiana con un acentazo, y sin saber nada del denominado «showbiz» (mundo del espectáculo) ese hito le hizo comprender que «cuando no te eligen en un casting no es porque seas mal actor, es porque no es para ti, y ahora ya voy sin presión alguna».

«Cuando te ven entrar por la puerta y se les ilumina la cara, da igual hasta que se te olvide el guion, es para ti. Puedes hacer la mejor interpretación del mundo que si no te ven desde el principio, olvídate», sentencia la joven actriz.

Pero Abad tiene claro que como se consiguen más oportunidades en Hollywood es por contactos, bien en otras producciones, o eventos, o como el rumor que corre, en un café. Según ella, «eso de que la gente te ofrece guiones así como así es todo un mito, pero la verdad es que hay si he conocido a gente en cafés, resulta que trabaja en la industria y hemos acabado trabajando juntos en algún que otro proyecto». Ahora Macarena se preparara para rodar en enero con un director de Sri Lanka, un proyecto muy artístico y abstracto. «Tengo muchas ganas de empezar los ensayos, porque va a tratarlo como si fuera teatro y creo que va a ser una gran experiencia e inspiración», avanza. Una faceta que compaginará con su trabajo como modelo en una campaña contra el cáncer de mama. Una apretada agenda que le ayuda a no pensar en lo tanto que echa de menos a su familia y amigos.

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