«Es la primera vez que nos ocurre algo así»

«Estamos muy afectados física y psíquicamente», apunta Salvadora Ocaña Muñoz «Salvi», de 63 años, tras las agresiones sufridas por un total de «8 mujeres» durante el episodio de violencia en su negocio la semana pasada. Ella, y su marido, Pedro Vacas, dueños de Floristería «Salvi» desde hace 28 años, señalan que «nunca hemos tenido ningún problema con nadie».

Fueron agredidos con palos de hierro y chapa de cepillos de barrer y fregonas en su propio negocio. «Es la primera vez que nos ocurre algo así». Y es que «a esta familia de etnia gitana nos hemos negado a venderle más flores y otros artículos de la tienda hasta que no liquide la deuda de 501,40 euros que tiene con nosotros desde 2012», explicaba Salvadora.

«Después de decírselo en numerosas ocasiones, ellas le pasan la pelota a su madre y ésta no quiere saber nada», por lo que «les dije que se lo iba a estar recordando hasta que pagasen», porque «es un dinero que necesitamos, máxime tras la operación de anginas de pecho de mi marido», aseguró.

En ese momento, empezaron a discutir, insultarse, provocando un altercado que ya fue imparable. Pedro, que estaba en otras dependencias de la tienda, acudió a proteger a su mujer, poniendo «el cuerpo, brazo y manos», pero «los golpes nos alcanzaron». Las secuelas dejaron a Pedro un derrame en el ojo derecho, del que ya ha sido operado, un total de seis puntos en la cabeza,y rasguños en brazos y manos.

Mientras, a Selvi los golpes le han provocado «seis puntos en una mano, siete en la otra, y la muñeca derecha abierta». De inmediato, tuvieron que ser trasladados al centro de salud de Bujalance, cuyos sanitarios fueron «los primeros en oficiar la denuncia» y, posteriormente, «fuimos al cuartel de la Guardia Civil para denunciar los hechos», señala Selvi.