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Urbanismo descarta cambiar la norma y los vecinos promueven quejas exprés

Al-Zahara elabora un modelo de denuncia para agilizarlas y evitar los enfrentamientos entre residentes y hosteleros incumplidores

J. M. C. / R.A. / R.C.M.

EL hallazgo de un punto de encuentro entre hosteleros, vecinos y Ayuntamiento en el debate de los veladores está aún por producirse. La reunión celebrada ayer por la noche entre la Federación Vecinal Al-Zahara y Urbanismo dejó claro que las posiciones siguen distantes, pero sí fue productiva porque, al menos, quedaron patentes dos conclusiones. La primera, que el Consistorio no modificará la normativa actual que regula el sector ni elaborará una nueva. La segunda, que la organización de defensa de los intereses vecinales va a distribuir entre sus asociados un modelo tipo de queja sobre incumplimientos reiterados o graves de la regulación de 2008. Este documento es una vía directa de denuncia ante el Ayuntamiento para evitar enfrentamientos directos entre residentes y hosteleros.

El concejal de Urbanismo, Luis Martín, ya había sido claro y rotundo al respecto por la mañana al afirmar que la ordenanza municipal, sobre la que se había planteado por parte de la Asociación de Hosteleros de Córdoba (Hostecor) una nueva valoración, «ni se va a reformar ni a sustituir por otra nueva». Algo con lo que también coincidió el presidente de Al-Zahara, José Rojas, quien también ayer dio prácticamente por cerrada la comisión de trabajo creada al efecto hace ya año y medio.

«Al estudiar la ordenanza, se vio que ésta contemplaba todas las situaciones y demandas, por lo que no había que reformar ni hacer una nueva», fueron las declaraciones del también presidente de la Gerencia, quien puntualizó que se había decidido «desarrollarla y hacerla cumplir».

De ahí que en los últimos meses se haya producido una actividad mayor por parte de la Inspección y de la Policía Local en sus visitas a establecimientos y que, tal y como adelantó este periódico, supuso una sanción para el 60 por ciento de los locales. Concretamente, en las últimas dos semanas se realizaron 78 inspecciones con 47 actas de denuncia. «Existe una demanda para mejorar la accesibilidad y hacer cumplir la normativa, y, de pronto, cuando se aplica una actuación de la ordenanza, nos preguntan por qué la hemos hecho, y creo que hay que mirar las cosas dentro de la lógica y del sentido común», señaló, antes de aclarar que «no se está haciendo nada nuevo; siempre ha existido esa inspección».

Así, se comenzó la pasada primavera con un análisis de 250 establecimientos para detectar dudas. «Y ahora, lo que se ha hecho es visitar de nuevo estos establecimientos y comprobar si estaban cumpliendo con las observaciones verbales que en su día se realizaron en unas determinadas zonas con más densidad de veladores.

No obstante, Hostecor insiste en mantener la negociación que llevarán a «una modificación de la Ordenanza», ya que con el tiempo «se ha visto que han aparecido nuevas situaciones que no nos convenían», explicó su secretario general, Antonio Álvarez.

De este modo, los hosteleros pretenden que se permita de alguna manera la ubicación de cortinajes que cierren los toldos en la calle. Un elemento que les permite contar con una clientela específica —la que fuma— en la época de mal tiempo, pero a la que Alzahara se cierra en banda.

«Se podría permitir que en lugar de toldos con anclajes se dejaran instalar sombrillas de mayores dimensiones a las que podrían aplicar cortinas», propuso Álvarez. Así, «no haría falta modificar nada».

En lo que están de acuerdo todos es en acabar con el intrusismo laboral. La crisis ha llevado en los últimos tiempos a la aparición de hosteleros que ahorran en mobiliario interno o alquilan un local pequeño con el fin de trasladar el bar fuera. De hecho, en La Corredera, «el 80 por ciento tenemos licencia y cumplimos la reglamentación, pero hay dos —uno de ellos desde hace seis años— que carecen de licencia de apertura y no se cortan a la hora de instalar veladores», se quejó, Luis Paniagua, presidente de los hosteleros de la plaza.

Un agente de la Policía Local inspecciona las condiciones de un local hostelero en la calle de la Plata

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