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Sociedad

Trucos para unas ricas castañas asadas

Hasta el 31 de diciembre se pueden disfrutar en 21 puestos

Trucos para unas ricas castañas asadas J. M. C.

J. M. C.

Las castañas son al otoño lo que los caracoles a la primavera. Son los verdaderos heraldos del final del verano y marcan el inicio de la nueva estación con precisión matemática. En la ciudad puede ya verse -y olerse- la labor de los castañeros repartidos por 21 puestos a lo largo y ancho de la ciudad, que desde el pasado 1 de octubre y hasta el 31 de diciembre venderán su deliciosa producción a los cordobeses.

Y, aunque comenzaron con mal pie, por el calor reinante hasta hace escasos días, prevén, no obstante, una buena campaña. «Este año ha tardado en venir el frío, y aunque tampoco es que hiciera mucho calor, las castañas a 30 grados no apetecen», justificó Miguel Ángel Morales, murciano de nacimiento, cordobés de adopción y castañero de amplia tradición familar y con 22 años de oficio profesional a sus espaldas.

Y es que se trata de una mera cuestión de sensaciones. «Son el helado del invierno» y hay que consumirlas en un ambiente frío. De hecho, los cordobeses se han lanzado a consumir con ganas en cuanto han bajado las temperaturas. «La gente cada vez conoce más el producto y sabe que hay que pelar bien las castañas, no comerlas con gusano y los hay que hasta conocen la procedencia del fruto», especificó el autoconsiderado castañero de la plaza de Colón, y, de hecho, así se llama su puesto.

En efecto, en octubre llegan primero las castañas de Ronda (Málaga), que tienen una cáscara más dura que las protege de la climatología adversa, y las de la Sierra de Aracena (Huelva). Ahora ya están empezando a llegar procedentes de Galicia, con una cáscara más fina, pero con renombre nacional.

Truquillos que dejan huella

«Mi bisabuelo, fue castañero, mi abuelo también y mi madre asaba y vendía castañas». Con semejante currículum no es de extrañar que Miguel Ángel tenga sus truquillos para conseguir dejar huella y que haya cola ante sus puesto. Y es que no todo el mundo guisa ese fruto de la misma manera.

«En Córdoba tenemos la suerte de que hay excelentes castañeros que son referentes, como son Lozano en La Victoria, o Juan en la avenida de Barcelona». Y eso es sinónimo de calidad en la elaboración. En concreto, en Castañas Colón se utiliza únicamente carbón vegetal y, sobre todo, leña de castaño (sacada de unas barricas de vino del convento Regina). «Produce un olor que te transporta al campo», señala, para advertir que no se ha de usar carbón de piedra «porque dicen que es tóxico».

De media, se venden por puesto unos dos sacos al día de unos 10 kilos cada uno, y los precios no han variado de un año para otro. «Un cartucho de entre doce y quince castañas, dependiendo de la variedad y el tamaño, siguen siendo 2 euros».

Cada puesto vende a diario dos sacos de unos 10 kilos

Y lanzó un mensaje de tranquilidad a los cordobeses: «Este año es de agradecer que el Ayuntamiento haya exigido que todo sea legal, somos autónomos, pagando el impuesto de actividades económicas y con seguro de responsabilidad civil; y eso evita el intrusismo y la mala calidad».

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