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UNA ASIDUA DE LA PROVINCIA

La relación de la Duquesa de Alba con Córdoba

Su vinculación va desde lo nobiliario (tres títulos) y patrimonial hasta lo solidario y sentimental

La relación de la Duquesa de Alba con Córdoba JULIÁN DE DOMINGO

F. J. POYATO

La relación de la Duquesa de Alba con Córdoba viaja desde lo patrimonial y lo nobiliario a lo institucional, solidario y sentimental. Entre sus 16 títulos de Grande de España aparecen tres correspondientes a municipios cordobeses: Duquesa de Montoro (ducado cedido a su hija Eugenia en 1994), desde 1955 Marquesa de El Carpio y Condesa de Palma del Río (condado cedido a su hijo Alfonso en 2013).

Consecuencia de ello es la posesión, por ejemplo y entre otras, de una de las fincas rústicas más grandes de Andalucía en la localidad de El Carpio, la llamada Hacienda Buena Vista, pasto en ocasiones de las protestas del Sindicato Obrero del Campo y el líder comunista Juan Manuel Sánchez Gordillo. En esta misma finca tiene un estudio privado de pintura.

Pero es el vínculo emocional y solidario el que más le ha unido a Córdoba en las últimas décadas, y por donde se ha dejado ver en innumerables ocasiones por rincones, eventos o entidades de la sociedad cordobesa.

Sin dejar de lado el institucional, apoyando a la ciudad en presentaciones en Madrid de ferias como la extinta Joyacor en 2007, en un acto en el que estuvo acompañada de concejales del Ayuntamiento, la alcaldesa entonces Rosa Aguilar o la ministra de Cultura Carmen Calvo.

También en jornadas o actos culturales vinculados con el mundo del toro (Tertulia Castoreño), los caballos (Club Hípico de Córdoba) o en los municipios donde radican sus títulos, como Palma del Río o El Carpio. Sin olvidar su paso por el rastrillo de Adevida o los festejos del coso de Los Califas.

En el terreno sentimental, la noche de bodas de su último enlace con Alfonso Díez, hace tres años, la pasó en su casa de la Hacienda Buena vista en El Carpio, y donde la pareja compartió fines de semana en su noviazgo previo alejados del ruido mediático.

Pero si hay unos lugares comunes en la relación de Cayetana Fitz-James Stuart con Córdoba especialmente destacan dos. Uno humano, el de su íntima amiga María Dolores del Pozo, una anticuaria cordobesa con la que desde hace casi cuarenta años mantenía una relación constante.

Otro, gastronómico, Bodegas Campos.«Siempre paro aquí: me siento muy bien atendida», decía a ABC en una de las ocasiones que se acercó al restaurante del Casco. Aunque no hay que olvidar tampoco su paso por otros templos de la cocina cordobesa como El Caballo Rojo y El Churrasco.

Cuenta a ABC María Dolores del Pozo las innumerables visitas a Córdoba que tenían una hoja de ruta muy común: visita a su finca de El Carpio para ver a sus caballos, almuerzo en Bodegas Campos y tarde de cine o visita a tiendas de la ciudad.

Su espontaneidad era visible en plena calle Lineros, junto a la plaza del Potro, departiendo con vecinas o transeuntes que la abordaban para hacerse una foto con ella o hacerle regalos, «e incluso piropearla», cuenta María Dolores del Pozo.

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