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Ancelotti, un récord de ciento doce años

Carlo suma quince triunfos consecutivos con el gol de Ronaldo, que iguala a Raúl

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Son caníbales del gol. Animales del fútbol. Espejos de la ambición que define a los campeones. La carrera por las plusmarcas de goles incita a Cristiano y a Messi en una confrontación que traslada el duelo Real Madrid-Barcelona a un combate individual entre los dos mejores futbolistas de la última década. El azulgrana dejó el récord de goles de la Champions en 74, tras el triplete anotado ante el Apoel. Superó la marca de Raúl, 71. Ronaldo, veinticuatro horas después, abordó al Basilea con el objetivo de acercarse al nuevo hito del argentino. El portugués protagonizó el 0-1 e igualó la cifra del exmadridista, 71, del que recogió su número, el «siete», en 2010. Ya es el primer artillero histórico del club que hizo histórica la Copa de Europa. Pero su meta es convertirse en el artillero de la Champions por antonomasia. Será una pelea contra Messi que durará muchos años más. Es una guerra a largo plazo.

El tanto del Balón de Oro consolidó la plusmarca de victorias consecutivas de Ancelotti. El italiano empató la cifra de quince triunfos que protagonizaron Miguel Muñoz, en la temporada 1960-61, y Mourinho, en la campaña 2011-12. En Málaga podrá establecer un nuevo registro, dieciséis, pero el entrenador no vende la piel del oso antes de cazarlo.

Anoche, el Madrid tuvo que sudar para ganar. El tanto de Cristiano solucionó un partido complicado. Lo remató el luso, pero realmente fue obra de Benzema. El portugués le señaló con el dedo como gran artífice de la diana decisiva.

Un Benzema fino, potente

El francés realizó una portentosa incursión por la izquierda, ejemplo de potencia, de regate y de calidad, para dar el pase de la muerte a su jefe, que se desmarcó bien para empujarla.

Cristiano siempre dijo en el club que Benzema debía ser intransferible. Es su mejor asistente. El media punta vestido de «nueve» abre huecos y traza pases letales. El francés sabe siempre dónde espera el pase.

Karim vio las orejas al lobo en el Madrid hace tres años. Primero, con Higuaín. Segundo, con los silbidos del Bernabéu. Y cambio su mentalidad. Perdió cinco kilos, con la mejor dieta adaptada a su genética. Fue disciplinado en mantenerla. Se nota. Karim basa su potencia de siempre en la rapidez recuperada. La jugada del 0-1 era una demostración palpable. Supuso dos plusmarcas.

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