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El secreto de la nadadora total

LAURA MARTA

Solo las personas que no creen en los límites son capaces de ir siempre un paso más allá y hacer avanzar el mundo donde nadie pensaba que lo haría. En todas las facetas de la vida: economía, arte, ciencia..., y también deporte. Aquí está Mireia Belmonte para demostrarlo. Cuando la mayoría se dan por vencidos o se contentan con lo que tienen, ella da una brazada más, una más larga, más rápida para lograr una centésima menos en su crono y abrazar la medalla, el récord, el éxito. Un éxito que nace en su cabeza, crece en su confianza y le dan forma sus brazos, sus piernas, su espalda, sus músculos, su sacrificio. Solo las personas como ella, que no creen en los límites, son capaces de lograr cuatro oros y dos récords del mundo en tres días, y seguir diciendo que alcanzar la final ya es un hito mayúsculo. Solo las personas como ella hacen de lo imposible una realidad.

«Lo que hago es coger su talento e intentar sacar lo máximo», sintetizaba Fred Vergnoux, su entrenador desde hace cinco años. El francés asumió el reto de pulir un talento que desbordaba en las categorías júnior, pero se encogía en los grandes momentos. «En su primer 800 no llegó a nadar ni cien», recuerda como anécdota, estricto y riguroso en los entrenamientos, orgulloso de sus resultados. En este 2014: cuatro oros y dos récords mundiales en esta Copa del Mundo de Doha; dos oros, dos platas y dos bronces en los Europeos de Berlín.

«Es una profesional»

Un camino de rosas que desembocará en los Juegos de Río 2016, donde irán a ganar sí o sí. «En cada entrenamiento, en cada competición Vergnoux trata de aplicar un detalle para mejorar su técnica, su concentración, su motivación», explica para ABC José Antonio del Castillo, director técnico de la Federación Española de Natación. Juntos han formado un tándem explosivo que se obliga a mejorar mutuamente. «Es una profesional», alaba el maestro, aunque también haya tenido que dejar las cosas claras. «Es muy simple: si quieres ganar, hay que entrenarse, mucho. Todo se reduce a tener decisión».

Mireia la ha tomado, para bien del deporte español y para ella misma, que ha conformado su cabeza hacia una piscina en la que entró para arreglar una espalda infantil que se desviaba, y no ha parado de crecer desde entonces. Desde aquel club municipal de Badalona hasta los entrenamientos en altura en el CAR de Sierra Nevada, que se han multiplicado en este último curso y que le han hecho explotar sus posibilidades. «En Doha está más fina de lo habitual, ha ganado músculo», indica Castillo. Era cuestión de tiempo que centrara su carácter en el agua y se convenciera a sí misma de que podía ser la mejor. Y también, por supuesto, cuestión de mucho sacrificio: madrugones a las seis y media de la mañana, una hora de ejercicio antes de desayunar para estar en el agua a las 8. Largos, largos y largos que terminan en el gimnasio antes de comer. Su jornada continúa tras el postre, con más kilómetros en el agua y más gimnasio que complementa con sesiones de psicología. «Es una esponja –explica Castillo– saca partido de cada entrenamiento y competición. Si es piscina corta, aprovecha el mayor número de virajes para mejorar su técnica bajo el agua. O la salida, que tiene que ser más explosiva que en una piscina larga porque hay menos tiempo para reaccionar. Todo suma». Y más en su caso, multiplicado su hambre de triunfos desde aquella rabieta infantil por quedar segunda en una carrera.

Su explosión llegó en Londres, con dos platas envueltas en lágrimas de alegría: por el esfuerzo, por el sacrificio, por las críticas por ese despegue que no acababa de llegar en las grandes citas. Dos medallas olímpicas que tuvo que aprender a dominar, a evitar que su brillo la cegara. Tras un tiempo de asimilación en el que se tambaleó el tándem perfecto Vergnoux-Mireia, recuperó las ganas y se creyó con todas las consecuencias que tenía mucho más que demostrarse.

«Mireia puede mejorar mucho, sobre todo en la técnica», decía Vergnoux a finales del año pasado, sin observar ningún atisbo de límites que su pupila no pudiera llevar cada vez más lejos. Es en lo que han trabajado este 2014 que Mireia finalizará en el Campeonato de España que se disputa en Sabadell con un botín de seis medallas europeas (dos oros, dos platas, dos bronces), y los cuatro oros de Doha. Otro año descomunal para una nadadora total.

«Nunca triste»

«Agradable, bromista, casi nunca triste ni enfadada», la alaba el francés. Una líder que guía a todo un grupo hacia la excelencia. «Al entrenarse todos juntos y ver que todos hacen lo mismo, sus compañeros son conscientes de que también son capaces, se hacen mejores entre ellos», reconoce Castillo. «El objetivo es que Melani Costa gane a Mireia, que María Vilas gane a Costa», aspira Vergnoux.

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