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La Unesco avisa del impacto inmobiliario y de la saturación comercial y turística

Entre los factores más positivos destaca el uso sociocultural del patrimonio y la atención al visitante

M. P. A./ R. R.

Es impacto latente. Un riesgo con el que siempre se anda en el filo de la navaja. Tan necesario como prescindible cuando su nivel alcanza cotas que saltan los límites lógicos. No es nuevo que la Unesco avise sobre el impacto inmobiliario y la saturación comercial y turística en la zona protegida bajo su sello como Patrimonio de la Humanidad en Córdoba. Máxime, con un motor de atracción como la Mezquita-Catedral en el epicentro de este área preservada, amén de otros monumentos y entornos rehabilitados (Puente Romano, Ribera).

El segundo examen que la agencia de la ONU hace sobre la zona del Casco histórico protegida en 1994, —justo en unos días hará 20 años— deja el latido de estos impactos negativos, aunque también subraya en positivo la atención a los turistas o el uso sociocultural que del bien patrimonial, toda esa parte de la ciudad vieja, se realiza; o las actividades que los gestores del espacio (Ayuntamiento y Junta principalmente en lo público) vienen realizando. Hasta las tareas de los ganaderos que en las márgenes del río pastan con sus rebaños aún son bien recibidas por este análisis.

En las más de 54 hectáreas de superficie que posee cabe todo, hasta una pequeña ciudad, que es lo que a fin de cuentas parece algunas veces el centro histórico de Córdoba a ojos del visitante. De ahí que la Unesco analiza la situación actual que presenta desde doce criterios o ítems que evalúa en cuanto a su impacto negativo y positivo, el efecto temporal de éste (actual o potencial) y el origen de tal afección (interna o externa).

Deterioro y nuevos edificios

Especial significación tiene en este informe el aspecto inmobiliario. El deterioro o abandono de edificios o lugares monumentales, el impacto de construcciones modernas, el propio paisaje urbano o la proximidad de un fenómeno promotor más intenso son las señales de alerta del informe, además del desarrollo de zonas muy concentradas de comercio, grandes superficies, hoteles y restaurantes o bares. La Unesco no señala que sea un riesgo presente ni en grado alto, sino que lo trata como un impacto negativo potencial, con relevancia interna pero también con acción externa al recinto protegido.

En el lado bajo de la balanza incluye dos consideraciones más. Por un lado los problemas de cohesión social, identidad o cambios poblaciones (demográficos). No es que ponga un acento negativo, porque también ve ventajas en ello, pero avisa a medio plazo sobre la acción migratoria y la despoblación, una cuestión con la que se viene luchando desde hace tiempo, y es clave para mantener una zona histórica viva. La otra acotación es el efecto de las plagas animales. Y aquí, apunta a las palomas (un riesgo actual aunque restringido y centrado en puntos concretos) sobre los edificios monumentales o la perenne alerta de insectos invasivos (termita) en inmuebles.

Usos religiosos y sociales

Para la Unesco es positivo en el momento actual la atención que se presta al visitante. Y ahí van desde los puntos de información a los museos, la señalítica, los itinerarios o rutas. De igual forma realiza una valoración óptima del uso sociocultural que se le da al patrimonio protegido, tanto por la percepción y el valor que para la sociedad cordobesa tiene como por los eventos de corte religioso, asociativo o cultural que se realizan en todos los inmuebles protegidos de este área (desde fiestas tradicionales, cultos, procesiones, exposiciones, actividades musicales,...).

Finalmente, otro indicador en alza que refleja este estudio tanto presente como a medio plazo estriba tanto en las actividades que los rectores públicos (sobre todo el Ayuntamiento) realizan en la zona protegida (desde programas o planes a eventos) como los sondeos y el análisis de la opiniones que vierten los visitantes del Casco como método de medición.

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